Ámbito Financiero | Opinión
Por Carlos Heller
Las exportaciones han venido mostrando en los últimos tiempos un gran desempeño, empujadas por los altos precios internacionales de las materias primas, aunque el ritmo de acumulación de Reservas Internacionales no evoluciona a la par. Es importante analizar los datos, para intentar desarmar las críticas que se realizan, varias de ellas malintencionadas, pues es un problema importante que nos obliga a indagar en sus causas. Según los datos del balance cambiario del BCRA, en el primer cuatrimestre de este año las ventas externas alcanzaron los u$s27.100 millones (4.200 millones más que un año atrás), mientras que las reservas crecieron u$s3.100 millones.
La mayor parte de la salida de divisas hay que encontrarla en los egresos por importación de bienes (u$s21.800 millones), y a eso hay que sumarle el déficit de la cuenta de servicios, que en el primer cuatrimestre fue de u$s3.200 millones. Este último ítem resultó casi cuatro veces mayor al de igual período del año anterior, y estuvo impulsado principalmente por el crecimiento del pago de fletes, como así también por el rubro viajes y demás pagos de compras en el exterior con tarjeta.
Respecto de los rubros no asociados con la mayor actividad económica, debe considerarse el pago de intereses, que alcanzó en el primer cuatrimestre a u$s2.300 millones. Aquí queda en evidencia el importante peso del endeudamiento que hemos heredado: por un lado, unos u$s1.100 millones corresponden a pagos de intereses realizados por el sector privado, y el remanente (u$s1.200 millones) son los intereses pagados por el Tesoro Nacional, principalmente al FMI y a otros organismos internacionales. Cabe pensar a cuánto hubieran ascendido estos pagos del Tesoro si no se hubiese logrado la significativa reducción de intereses en la exitosa reestructuración que llevó a cabo el gobierno nacional con los títulos en dólares de los acreedores privados.
Por el lado de los movimientos de capitales, el sector privado exhibió un déficit de u$s1.600 millones, ocasionado principalmente en la amortización de préstamos que se tomaron durante la gestión anterior. Es importante señalar que, gracias a las regulaciones implementadas, la formación de activos externos (usualmente conocida como fuga de capitales) sumó apenas u$s360 millones.
Contrariamente, el sector público tuvo superávit financiero de u$s4.700 millones, en gran parte explicado por el ingreso de los fondos provenientes del acuerdo con el FMI. Entre los ítems que impactan negativamente en la acumulación de Reservas Internacionales, algunos son de difícil solución a corto plazo (como el pago de intereses de deuda) aunque, como comenté, se ha logrado una gran disminución con la reestructuración de la deuda privada en dólares.
En el caso de las amortizaciones de préstamos y otras operaciones financieras se requiere una cuidadosa regulación, como se viene realizando, con las necesarias flexibilidades que hacen falta, para evitar que impacten negativamente sobre la economía y los flujos de mercancías y servicios. El BCRA ha establecido que las empresas privadas deben refinanciar al menos el 60% de los vencimientos de su deuda financiera, lo cual ha evitado importantes desembolsos de divisas en este año y el anterior.
El gobierno avanza en la fiscalización sobre las operaciones de comercio exterior, y en la semana estableció valores de referencia para la exportación de carbonato de litio, a los fines de “desarticular irregularidades detectadas e investigadas a lo largo de los últimos dos años (…). La normativa tiende a transparentar las operaciones del sector”, según informó la AFIP. Los valores de referencia, explicó el organismo, “son una herramienta que permite evitar maniobras abusivas que afectan los ingresos fiscales y la correcta liquidación de divisas”.
Con la mira puesta en el mediano y largo plazo, no hay que dejar de mencionar el fenómeno estructural de la restricción externa que tiende a imponer límites al crecimiento. Un camino de resolución de esta restricción es seguir avanzando en el fomento de las exportaciones con mayor valor agregado y en la sustitución de importaciones, todo lo cual además impacta positivamente en términos de empleo. Para que el país pueda transitar un sendero de crecimiento con equidad hace falta una continuidad de las políticas. Se está haciendo mucho y también falta mucho por hacer.
El eventual regreso de una gestión neoliberal nos haría volver a las políticas de endeudamiento en moneda extranjera y destrucción del aparato productivo, que complicarían aún más el frente externo y agravarían los problemas que se están tratando de resolver.