Nodal | Opinión
Por Carlos Heller
Resulta esencial comenzar por remarcar la compleja situación en la que está sumido nuestro país a nivel sanitario. Con la llegada de la segunda ola, el Gobierno argentino tomó varias medidas para restringir la circulación comunitaria, mientras que el sistema de salud del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), la zona más crítica de circulación del virus, se encuentra muy exigido por el aumento de casos.
Así las cosas, el Gobierno nacional continúa aplicando políticas tendientes a amortiguar los efectos económicos en los sectores más vulnerables o particularmente perjudicados por las restricciones. El año pasado, a partir de la primera ola de Covid, se incrementó considerablemente el gasto público en términos reales con respecto a 2019, utilizado en gran parte para implementar medidas de ayuda por la menor actividad en varios sectores. A pesar de estas importantes erogaciones, el resultado fiscal se mantuvo igual al del año anterior gracias al ahorro en el pago de intereses de la deuda, consecuencia de la reestructuración efectuada en septiembre pasado con los tenedores de bonos privados. La tendencia de buenos resultados fiscales continúa: hasta abril de este año, la recaudación acumuló ocho meses consecutivos de mejora en términos reales.
Para enumerar sólo algunos, se lanzaron programas de ayuda como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), un ingreso por tres meses para familias vulnerables, el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que alcanzó a gran cantidad de empresas, congelamiento de tarifas de servicios públicos, políticas alimentarias, subsidios extraordinarios a jubilados/as y pensionados/as, entre muchos otros. Este año se renovaron algunas de las medidas mencionadas, al tiempo que se avanzó en otras como bonos extraordinarios para los trabajadores del sector gastronómico y los del sector sanitario. La primera semana de mayo se acaba de decidir que los empleadores que accedan al subsidio oficial de pago de sueldos (Repro) estarán eximidos de las contribuciones patronales en aquellos sectores que atraviesan situaciones críticas por el Covid-19, como son turismo, actividad gastronómica, hotelería y todas aquellas actividades a las cuales la pandemia les impide funcionar adecuadamente.
Desde el Poder Ejecutivo se impulsaron también iniciativas tendientes a generar un mayor ingreso disponible para los trabajadores y una mayor progresividad en el sistema tributario. Una de ellas, la modificación en el Impuesto a las Ganancias para las personas humanas, ya fue debatida y aprobada en el Congreso de la Nación. El aspecto más destacable de la misma es que quedan exentos de ese gravamen cerca de 1,3 millones de trabajadores/as y jubilados/as, con lo cual el impuesto alcanza a una porción minoritaria de la población activa y pasiva. A su vez, se encuentra en tratamiento parlamentario la modificación del Impuesto a las Ganancias de sociedades. Esta normativa implicaría una reducción de la carga tributaria para el 90% de las empresas, en su mayoría pequeñas y medianas, al tiempo que fortalecería la sostenibilidad fiscal, ya que se incrementaría la alícuota para el 10% restante de las empresas, aquellas que ostentan las mayores ganancias.
En cuanto a este último proyecto, lo destacable es que, a pesar de no haber contado con el apoyo del bloque opositor de Juntos por el Cambio en su tratamiento en la Cámara de Diputados, al tiempo que algunas cámaras representantes de grandes empresas también expresaron su descontento con el mismo, el proyecto va en línea con lo que está ocurriendo en varias de las principales economías del mundo, Estados Unidos entre ellas.
En el discurso brindado ante ambas Cámaras del Congreso estadounidense, el Presidente Joe Biden propuso un enorme paquete de ayuda a las familias por un total de USD 1,8 billones, con descuentos impositivos de hasta 250 dólares por mes por hijo, financiación educativa, ampliación de las licencias por maternidad y enfermedad y programas de educación universitaria gratuita. También presentó un enorme plan de infraestructura de USD 2,3 billones para reactivar el empleo, que se suma al de estímulo económico ya aprobado de USD 1,9 billones. Un fuerte giro con respecto a las políticas que se venían aplicando desde hace cuatro décadas, cuando el entonces Presidente Ronald Reagan transmitía un mensaje bien diferente: “El Gobierno no es la solución a nuestro problema, el Gobierno es nuestro problema”. Las palabras de Reagan iban a definir, con mayor o menor intensidad, la política de su país por generaciones, aunque parece que difícilmente esta visión sobreviva, más aún cuando Biden expresó, enfático: “el gobierno sí es la solución”.
Más novedoso aún es el método que utilizará el presidente norteamericano para financiar, al menos en parte, estas inversiones. “La economía del derrame nunca funcionó. Es hora de hacer crecer la economía de abajo hacia arriba, y del medio hacia afuera”. Una clara crítica a las teorías ortodoxas que sostienen que mayores ganancias de los más ricos derivan en un “derrame” hacia el resto de la sociedad y que por eso es pernicioso aplicar altos impuestos a los que más tienen. “Un estudio reciente revela que 55 de las corporaciones más grandes de Estados Unidos no pagaron impuestos federales el año pasado”, señaló Biden. “Vamos a modificar los impuestos corporativos así pagan lo que les corresponde y ayudan a financiar las inversiones públicas de las cuales ellos también se beneficiarán”, agregó. Definiciones y medidas que, salvando las distancias, podemos encontrar en Argentina.
La economía se recupera
A pesar de las necesarias restricciones a la circulación que tomó el Gobierno nacional como consecuencia de la segunda ola de Covid, y debido a las importantes políticas aplicadas, la economía continúa mostrando signos de reactivación, aunque con distintos desempeños al interior de la misma, fruto del grado de vinculación de cada sector con actividades más relacionadas con la propagación del virus.
El nivel de actividad cerró el primer bimestre con una caída del 2,4% con respecto al mismo lapso del año pasado. Cabe destacar, no obstante, que fue un periodo de paradas técnicas en varios sectores productivos. De esta forma, la construcción, la actividad de comercios mayoristas y minoristas, intermediación financiera e industria manufacturera fueron los que contribuyeron positivamente a la actividad económica. En el otro extremo, evidenciaron caídas los sectores de hoteles y restaurantes, servicios sociales y personales y transporte y comunicaciones, rubros más relacionados con actividades alcanzadas por las restricciones sanitarias.
Para el mes de marzo, los datos son alentadores. El índice de producción industrial manufacturera evidencia un incremento mensual desestacionalizado del 0,7%. Indica además una variación interanual del 33%, un dato que debe considerarse con atención por la baja base de comparación, ya que a mediados de marzo 2020 comenzaron las medidas de prevención en Argentina por la pandemia y por lo tanto hubo cierta paralización en la actividad. No obstante, el acumulado del trimestre marcó un aumento del 12,4% respecto a igual período de 2002.
Los sectores que se destacaron por su buen desempeño en marzo pasado fueron el automotriz, con una cantidad de unidades producidas (43.160) que no se había registrado desde agosto 2018; la producción metalúrgica que registró una suba del 24,9%, logrando su séptimo mes de crecimiento interanual; y el sector de la construcción, que ha superado holgadamente el nivel pre pandemia.
Para concluir, resulta evidente que el gobierno argentino coincide con las nuevas posturas que expresan tanto el jefe del ejecutivo estadounidense como varios organismos internacionales. Más aún, la importancia del rol del Estado y la necesidad de una mejor redistribución de los ingresos y la riqueza, enfocada en los más débiles, fueron los ejes de la campaña electoral de 2019 del entonces candidato Alberto Fernández, luego elegido Presidente de la Nación Argentina. Son principios que los está llevando a la práctica desde el inicio de su gestión, y que han demostrado una importante eficacia durante la pandemia. Por más que, como siempre, existan sectores que intentan preservar los privilegios de los que más tienen, hay que seguir por ese camino, que beneficia al conjunto de la sociedad y permite salir adelante en épocas tan difíciles como la actual.