Tiempo Argentino | Opinión
Por Carlos Heller
Se llevaron a cabo las habituales reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, y en ese marco los principales funcionarios económicos argentinos dialogaron con las autoridades del Fondo. Medios de comunicación locales reseñaron lo ocurrido: «Fue una muy buena reunión», sintetizaron fuentes oficiales, que también enfriaron las expectativas de avanzar hacia un nuevo acuerdo con dinero fresco, una conversación que el propio Fondo ha tildado de ‘prematura'». Al FMI pareciera no alcanzarle ni siquiera el «ajuste más grande de la humanidad», frase de Javier Milei que comentamos en esta columna hace una semana.
Pierre-Olivier Gourinchas, Consejero Económico del organismo, no escatimó en elogios y señaló en una conferencia de prensa que los avances logrados en el programa económico argentino han sido «realmente impresionantes», aunque advirtió: «mucho más se necesita hacer (…) y en una escala más amplia». Es decir que hará falta más y más ajuste del gasto, debido al impacto que va teniendo la recesión sobre la recaudación fiscal. El típico círculo vicioso.
Por su parte, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo: «durante mucho tiempo (Argentina) ha sido percibida como un país rezagado desde el punto de vista de las reformas, vemos que ahora está avanzando muy rápidamente en el ajuste fiscal. El país está atrayendo la inversión privada para buscar un mejor rendimiento». ¿Se estará refiriendo a la inversión especulativa? Porque indicios de inversión en la economía real no hay.
Un indicador de la falta de dinamismo inversor es la Utilización de la Capacidad Instalada de la Industria (UCII), que cuando es menor significa que hay más ociosidad en el aparato productivo. En febrero la UCII se situó en el 57,6%, muy por debajo del nivel de un año atrás (65%). Hay que remontarse a febrero de 2002, plena recesión tras la crisis desatada en el 2001, para hallar un valor más bajo (51,1%).
Por su parte, se registró en marzo un superávit comercial de 2059 millones de dólares, cuarto mes consecutivo con saldo positivo. Ello es una consecuencia del recorte de las importaciones (-36,7% interanual), producto fundamentalmente de la gran recesión que han generado las actuales políticas. Algo habitual de las recetas del FMI para mejorar las cuentas externas, llevado hasta el extremo por la gestión libertaria.
A pesar de ello, la revista Times señaló a Javier Milei como uno de los líderes globales destacados en 2024. Según la publicación, el presidente «no perdió tiempo» y se embarcó en una «terapia de shock». Señalan, además, que «aunque es demasiado pronto para decir si las medidas del nuevo presidente tendrán éxito, está claro que ha tenido razón en una cosa: con Milei en el cargo, no habrá vuelta atrás para la Argentina». Los elogios del establishment internacional recuerdan en parte lo ocurrido durante la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial de octubre de 1998, cuando Carlos Menem, en medio de la crisis rusa, fue invitado a inaugurar el encuentro en Washington junto al presidente Bill Clinton, y catalogado como el ejemplo a seguir. Menem cerró su alocución diciendo: «estamos convencidos que para enfrentar con éxito los graves problemas que atraviesa el mundo, la propuesta argentina (…) es el camino con el cual saldremos de la crisis en que vivimos”. Tres años después el modelo de la Convertibilidad caía por su propio peso, agravando la crisis productiva y social que el país ya venía arrastrando.
Esta semana, el actual gobierno decidió que los valores de las cuotas mensuales de las principales prepagas se retrotraigan a diciembre y que desde ahí se ajusten por la inflación mensual, que ha sido mucho más baja que los aumentos del sector. ¿No era acaso que toda intervención del Estado siempre implicaba un «acto criminal»? El pecado original, en rigor, tuvo que ver con la desregulación generada por el DNU 70/23, una decisión de la cual el gobierno no reniega. Lo ocurrido con las prepagas no deja de ser un recordatorio de que al dejar que el mercado decida, los precios se disparan.
Trascendió en los medios que en un encuentro privado con economistas del JP Morgan, el ministro de Economía, Luis Caputo, habría dicho que «la inflación continuará y la única razón es que los argentinos están con esta tendencia a pensar que todo va a salir mal», y que los precios se fijaron a un tipo de cambio de 2000 pesos «que no ocurrió». La especulación y las remarcaciones «por las dudas» jugaron un gran papel en la disparada de la inflación, bien lejos del discurso monetarista.
El «éxito» de su plan, desde la perspectiva de este gobierno (y de los grandes centros de poder internacional), dependerá, por un lado, del grado de avance que obtenga en materia de legislación y reformas, temas que deberán ser motivo de debate en el Parlamento. Por el otro, de la convalidación de los actuales precios relativos, lo cual significaría prácticamente congelar el salario real y las jubilaciones, favoreciendo a las empresas más concentradas.
Como ejemplo, los salarios se redujeron en términos reales un 25% en el mes de febrero, último dato disponible del RIPTE, con respecto a igual mes de 2023. En el acumulado entre diciembre pasado y febrero de este año, la caída real fue del 19,2%. Adicionalmente, los 3,5 millones de haberes mínimos que otorga el sistema cayeron un 23% real en marzo de 2024, comparado con diciembre de 2023.
Resulta de vital importancia que se avance con la modificación de la ley para el cálculo de la movilidad previsional, un tema que se empezó a debatir en la Comisión de Previsión y Seguridad Social en la Cámara de Diputados la semana pasada. Los proyectos presentados por la oposición buscan mejorar los términos establecidos en el DNU del Poder Ejecutivo. El dictamen que firmamos los/as legisladores/as de Unión por la Patria (UP), en particular, establece adicionar de forma permanente los $ 70.000 del bono que se otorgó en los meses previos. En cuanto a la actualización de los haberes, propone hacerlo a partir de la inflación, pero con un agregado, que consiste en conservar la actualización por la fórmula atada a la recaudación de la Anses y el RIPTE. Si se concluye que dicha fórmula ofrece un aumento mayor, se aplicará la misma en el ajuste de haberes. Finalmente, y a diferencia del 12,5% que plantea el Gobierno a modo de compensación por la pérdida sufrida hasta ahora, los diputados de UP planteamos un 30% de incremento en los haberes.
Estamos ante un gobierno que no tiene reparos en hipotecar el futuro de los argentinos y las argentinas. En este contexto, el próximo martes se llevará a cabo una masiva marcha federal en defensa de la universidad pública y en contra del ajuste. Resulta esencial que la ciudadanía en su conjunto asuma la importancia de movilizarse, partiendo de la comprensión de que nadie se salva solo, ya que el ajuste indefectiblemente termina afectando a amplios sectores de la sociedad.