Página/12 | Opinión
Por Carlos Heller
Cada vez que el presente lo agobia, el gobierno busca la ayuda del pasado. Las pruebas que no lograba en el ámbito judicial de repente “aparecen” mágicamente en el escritorio de un periodista. En los últimos días, los grandes medios anunciaron que tenían en sus manos un supuesto hecho de corrupción descripto con detalles precisos en una pila de cuadernos Gloria y en una serie de videos caseros. Sin que nadie lo notara y durante diez años, según esta versión, “lo oculto” fue registrado como en un reality show. Había allí, entre viaje y viaje, un impensado cronista de la intimidad del poder. Las pruebas de la supuesta corrupción eran escritas con vocación de taquígrafo y en tiempo real muy cerca de los que se señala como protagonistas de los ilícitos. Pero, esas “pruebas”, de dudoso valor -los cuadernos originales-, en base a las que se ordenaron más de una decena de detenciones, no aparecieron. Finalmente, el chofer “arrepentido” declaró que los había quemado. La Justicia había recibido las fotocopias de estos cuadernos el 10 de abril de este año y hasta que realizaron las detenciones, el 1 de agosto, pasaron casi cuatro meses. Sólo luego de ese tiempo y de llevar adelante varios procedimientos decidieron ir en busca de los originales.
Es decir: las detenciones se produjeron a partir de cuadernos que ya no están y que intentan ser suplantados por sus fotocopias sobre las que no es posible realizar análisis caligráficos serios. Parece el guión de una serie para Netflix.
Siempre lo decimos: si hay ilícitos debe intervenir la Justicia. Pero, parte de esta última está bajo sospecha de generar hechos que benefician políticamente al actual gobierno.
Este parece ser uno de esos casos. Porque el oficialismo se favorece con la importación de denuncias de supuesta corrupción del pasado con las que invade las agendas del presente. Hasta el miércoles de esta última semana, la administración actual sufría por las denuncias sobre aportantes truchos a la campaña para la gobernación de la provincia de Buenos Aires, por los muchos funcionarios que integran directorios o son accionistas de una gran cantidad de empresas, por la conflictividad social en crecimiento consecuencia de las políticas gubernamentales, por los aumentos de precios que continúa anunciando todos los días, por las encuestas que marcan una caída vertiginosa del apoyo a su gestión, por los conflictos con los gobernadores reacios a aceptar los ajustes que se les propone, entre muchos otros temas críticos.
Entonces, apareció desde el pasado una denuncia que intenta relegar todas estas cuestiones urgentes y coyunturales y busca instalarse como tema dominante. Como otras anteriores, esta nueva denuncia actúa como un ejército de ocupación: desplazando y sustituyendo las agendas existentes.
En su poder expansivo, ocupa el lugar de la caída de la recaudación fiscal por el menor nivel de actividad económica, del crecimiento de la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires -que ya alcanza al 16 por ciento de los porteños-, del aumento del boleto del subte a $ 12,50, de la caída del 17 por ciento de la venta de autos en julio, del derrumbe de la industria y de la construcción, de los aumentos de la luz y el gas,de una proyección de inflación que ya ronda el 32 por ciento, por citar sólo algunos ejemplos.
El Presidente ha dicho, en repetidas ocasiones, que no cambiará sus políticas. Por el contrario, se ha comprometido a acelerarlas y profundizarlas. Entonces, un recambio de la agenda en los medios es, prácticamente, su único recurso. Ante la incompatibilidad entre neoliberalismo y presente, la salida es la importación de un pasado prefabricado. Tratan de situar en el lugar de la crisis hechos espectaculares que desvíen la atención. Ya no se trata de la vieja consigna “pan y circo”. Ahora es peor: “si no hay pan, que haya circo”.
Según una nota publicada en El Cronista el jueves de esta semana, “el Gobierno celebró los supuestos casos de coimas durante la gestión kirchnerista que explotaron ayer. Por un lado, advierten que esto afectará la imagen de la ex presidenta Cristina Fernández, en momentos en que Cambiemos perdía terreno por la coyuntura económica. Por el otro tratan de despegar al Presidente Mauricio Macri del caso, luego de que fuera detenido un ex gerente de IECSA, que era la empresa del primo del jefe de Estado.” Agrega el texto que Marcos Peña no pudo disimular el alivio que les dio este caso y que el gobierno percibe que “pueden volver a atraer a los electores de Cambiemos que se habían desencantado con su proyecto por, entre otras cosas, los malos resultados económicos.”
Pero estas denuncias que ocupan buena parte del espacio de los medios no sólo restringen temas actuales: también intentarán hacerlo con temas futuros.
Resulta interesante, en este sentido, analizar el contenido del informe en cumplimiento del artículo cuarto que elaboró el Fondo Monetario Internacional para Francia.
De acuerdo con ese documento del organismo internacional, en el mercado laboral del país europeo se mejoró la flexibilidad dentro de las empresas, expandiendo las áreas de negociación (eliminando pisos salariales) y simplificando el diálogo social en las mismas. Se redujo la incertidumbre judicial en relación a los despidos estableciendo un tope a las compensaciones por cesantías injustificadas, reduciendo el tiempo de las apelaciones judiciales laborales y simplificando la normativa de los despidos colectivos. Entre otros puntos, propone continuar con la privatización de las empresas estatales, mejorar las políticas de innovación e incentivar un sistema de indemnización más flexible adaptándolo al desempeño de las empresas. También se propone reformar la educación primaria, secundaria y terciaria, en el periodo 2018-2020. En la administración pública impulsa la reducción del empleo a través de retiros voluntarios y una mayor dependencia de los contratos temporales e introducir un sistema salarial basado en el mérito, todo ello en el periodo 2019-2022. En los gobiernos municipales propone negociar límites en el gasto de las administraciones a través de un sistema contractual que incluye sanciones por incumplimiento. También impulsa reformas en los sistemas previsional y de salud, unificando regímenes e incrementando la “eficiencia” en el gasto.
La disyuntiva resulta clara: es entre discutir en las próximas semanas estas cuestiones estructurales impulsadas por el organismo internacional tanto para un país desarrollado como para uno en vías de desarrollo -que afectarán la vida cotidiana de millones de personas- o quedarnos inmersos en las entregas en capítulos de la actual novela judicial que nos proponen.
Parafraseando a John Lennon cuando decía que “la vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes”, podemos decir que “la crisis es aquello que el gobierno profundiza mientras intenta que hablemos de otros temas”.