Boletín Notisol Nº 413

El 1º de Mayo tiene, para los argentinos y los trabajadores de todo el mundo, una gran relevancia que obliga a reflexionar acerca de los retos que emergen de su conmemoración. Resulta esencial partir del origen: el 1º de Mayo de 1886 estalló una huelga en Chicago por el reclamo de reducción de la jornada laboral a ocho horas diarias. Producto de esa lucha, ocho trabajadores fueron condenados a muerte. Por entonces, el revolucionario poeta cubano José Martí relataba el martirio de los condenados: “salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro (…). Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: ‘la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora’. Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable”. Una vez más, el capitalismo desnudaba su rostro antiobrero e inhumano en su propia ciudadela, que se presentaba ante el mundo como ejemplo democrático. Transcurridos 130 años del emblemático episodio de Chicago, vale la pena hacer memoria sobre las motivaciones de aquellos obreros: habían reclamado a la legislatura de Nueva York la abolición de la ley que prohibía el trabajo por más de 18 horas “salvo caso de excepción” y demandaban “ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño, ocho horas para la casa”, una reivindicación por la cual los periódicos de la época, que expresaban los intereses de los propietarios de las fábricas, definían a los trabajadores como “lunáticos poco patrióticos”. En nuestro país, dos disputas atraviesan –no sin dramatismo– a nuestro pueblo: trabajadores vs. grandes monopolios (extranjeros o locales) y transformación económica con un sentido popular y democrático auténtico vs. dependencia económica y política. Los tiempos actuales nos encuentran en nuestra Patria y en una parte de nuestro continente resistiendo a la ofensiva desatada por los núcleos más concentrados del poder para restaurar los privilegios de minorías enriquecidas que se proponen “ir por todo”. O sea, los derechos de trabajadores, clase media productiva, jóvenes, científicos, estudiantes, docentes, derechos de género y culturales, entre otros. El advenimiento de un gobierno de derecha, subordinado a los intereses de las grandes potencias y de las corporaciones locales, nos interpela a desplegar la más amplia unidad del campo democrático y popular. Una vez más estamos frente al reto de la construcción de un nuevo camino cuyo norte sea distribuir las riquezas económicas y los recursos naturales con un sentido progresista y transformador, revalorizando y recreando nuestras tradiciones políticas-históricas y los mejores valores de la cultura del pueblo. Nuevamente nos fortalece la memoria y el ejemplo de aquellos mártires que lucharon por las mejores causas de la humanidad. En este gran día universal de las trabajadoras y los trabajadores, asumimos el compromiso de aportar al proyecto colectivo de recuperar la patria soberana y emancipada que soñaron nuestros fundadores.

Juan Carlos Junio

Secretario General PSol

La economía real. “El tema es la economía real, insisto, el problema es qué pasa con los precios, qué pasa con los salarios en relación a los precios, qué pasa con la actividad económica, el empleo, cómo repercute sobre todas esas cosas, porque, si no, sería casi una cuestión de financistas. Y esto, en realidad, tiene que ver con todos nosotros”. De esta manera se expresó Carlos Heller respecto al alza del dólar la semana pasada, en el programa radial Te quiero. Y agregó: “En el medio del dólar está la cuestión de las tarifas, donde nos están haciendo una maniobra distractiva, porque nos ponen en la discusión de si nos rebajan un poquito o no nos rebajan nada, cuando en realidad lo que habría que estar discutiendo es cómo se vuelve a las tarifas de fin del año pasado”.

Proceso en cadena.En una nota de opinión para Página/12 Carlos Heller se refirió al concepto de «gradualismo» que el gobierno enarbola como bandera, mientras transfiere ingresos hacia los sectores más concentrados de la economía. “Lo que aquí está en discusión es el ajuste y la transferencia de ingresos a las grandes empresas de servicios. El gobierno y algunos de sus aliados intentan trasladar la discusión hacia otro lugar: hacia cómo se distribuyen los costos de ese ajuste”, señaló el Presidente del PSol. Y agregó: Deliberan acerca de si parte de ese ajuste lo deben asumir las provincias –suprimiendo impuestos locales–, si lo debe absorber la Nación –reduciendo impuestos nacionales–, o si lo tienen que sustentar integralmente los consumidores”.