Artículo publicado por: Carlos Heller
Con las estadísticas se pueden hacer muchas cosas, como mostrar los números de manera sesgada, esto sólo depende de con qué se referencien esos números.
El fin de semana salió una nota en el diario firmada por el presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal en el que “hace un ruego para que la crisis no le pegue fuerte a la soja”. A pesar del tono alarmante del título respecto de la caída de divisas por los ingresos de exportación, en el desarrollo de su columna los datos que brinda son optimistas.
La excusa de la nota es que el precio de la tonelada de soja bajó alrededor de 100U$ desde el último pico en agosto pasado que llegó a cotizarse a un poco más de 500U$ la tonelada.
En su nota explica el columnista que “en cuanto al escenario de precios, desde el punto de vista del análisis fundamental que es oferta y demanda, que es el que debe tenerse en cuenta al hacer previsiones de mediano y largo plazo, están dadas las condiciones para que se mantengan elevados respecto a sus promedios históricos”, y más adelante dice: “a partir de las cifras presupuestadas para el fondo federal solidario, en el proyecto de presupuesto 2012, de estimaciones para la producción y exportaciones sojeras, puede inferirse un precio implícito para la oleaginosa de 415 dólares por tonelada”. En el artículo se termina aceptando que la estimación del presupuesto “demuestra una actitud prudente del gobierno”.
Más allá de esta nota con título alarmista -aunque no así en su contenido-, lo cierto es que el precio promedio del año 2009, fue de 415U$ la tonelada, y el del año 2010 409U$ la tonelada. Más aún, si tomamos desde enero del 2009 hasta la actualidad, el promedio es 423U$. Entonces, decir que el precio de la soja cayó, es jugar con los números, y para no faltar a la verdad, lo que sí se debería decir es que en agosto se había llegado a un pico enorme y que además -según esa misma nota lo explica- no tiene nada que ver con la oferta y la demanda, sino con la especulación financiera.
En definitiva, el precio que tiene hoy la soja, después del llamado “derrumbe”, está marcadamente por encima del precio promedio al que se comercializó durante todo el año 2009 y durante todo el año 2010.