La hora de eliminar subsidios a sectores de alta rentabilidad

11/11/2011

Artículo publicado por: Carlos Heller

Hace tiempo que digo que estoy completamente de acuerdo con reestructurar los subsidios. En principio creo que hay que distinguir entre los subsidios sociales y los subsidios a las empresas privadas, porque algunos ya quisieron plantar bandera diciendo que la Argentina paga una masa de subsidios de 65 mil millones de pesos. Aquí incluyen, distraídamente, a los subsidios sociales, es decir los subsidios a las familias, la Asignación Universal, etc.

Entonces, la primera cuestión que hay que aclarar es esta: los subsidios en discusión son los subsidios que van a empresas privadas, es decir aquellos destinados al mantenimiento de tarifas. Se trata de 34 mil millones de pesos, es decir menos de la mitad de lo que algunos están diciendo.

La primera medida tomada es tan de estricta justicia que no creo que nadie se pueda oponer, porque se eliminaron los subsidios a los bancos, a las financieras, a las compañías de seguros, a las empresas de juego de azar, a los hipódromos, a los aeropuertos internacionales, a las terminales puerto fluviales de pasajeros, a empresas de telefonía móvil con jurisdicción nacional y a las actividades extractivas como minería e hidrocarburos. Suena hasta absurdo que se haya estado subsidiando a todos estos sectores hasta ahora. En todo caso lo que tendríamos que hacer es una crítica por la demora.

Este recorte en los subsidios significa un ahorro de 600 millones de pesos en el año en las cuentas públicas, pero a partir de aquí se comenzará a trabajar en un grupo que se ha creado para ver cómo segmentar adecuadamente los subsidios de electricidad y gas para que los sectores de alta rentabilidad también dejen de estar subsidiados.

Boudou decía que el otro día la presidenta había dicho que llegó la hora de pasar el peine fino por todas las instituciones, y a mí me parece que está bien porque cuando uno habla de rediscutir subsidios, no solamente se trata de eliminarlos, sino de hacerlos más justos, más direccionados, más efectivos y que puedan llegar a donde tienen que llegar.