Página/12 | Entrevista a Carlos Heller, Diputado del Bloque Frente Nuevo Encuentro
Por Werner Pertot
“Hay que establecer mecanismos punitivos. No para que las empresas no ganen, sino para que la rentabilidad sea razonable y no signifique un deterioro del poder adquisitivo de los salarios”, afirma el diputado Carlos Heller, quien evalúa de manera positiva el acuerdo que alcanzó el gobierno con Repsol por YPF. “Si uno parte de las pretensiones de Repsol, que habló de 18 mil millones de dólares, el precio final está muy bien”, destaca.
–¿Qué piensa del acuerdo con Repsol?
–Yo participé de la sanción de la ley que planteó la recuperación de los recursos hidrocarburíferos. Lo más importante es el artículo 1, que decía que todo lo vinculado con la explotación era declarado de interés público nacional. En ese marco, se plantea la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol para recuperar la empresa estratégica. Siempre se dijo que se iba a pagar el precio justo. Nunca se dijo que iba a ser una expropiación gratuita. Si uno parte de las pretensiones de Repsol, que habló de 18 mil millones de dólares, el precio final está muy bien. La valuación del 51 por ciento daba siete mil y pico de millones de euros, y no incluía Vaca Muerta. Cuando pienso que la Argentina va a comenzar a pagar a los cuatro años de la expropiación, quiero pensar que los recursos que va a generar YPF van a superar con creces el monto de ese compromiso.
–¿Cómo analiza los cambios en los índices del Indec?
–Vengo diciendo desde hace mucho tiempo que los índices que elaboraba el Indec habían perdido confiabilidad. Era imprescindible recuperar la confiabilidad para avanzar sobre las causas de la inflación. Lo que se hizo es arreglar el termómetro. Cuando uno ve la cantidad de datos que se relevan y la cantidad de recursos humanos, la otra conclusión inevitable es que el resto de los datos –como la inflación del Congreso– son truchos y puestos con la mano. El dato que nos da es que hay una inflación alta. Hay que discutir por qué hay inflación alta. Ahí van a aparecer los ajustadores y quienes creemos que esto está vinculado con la puja distributiva y los formadores de precios.
–¿La suba de tasas no fue una forma de enfriar la economía?
–Las políticas económicas hay que verlas como un conjunto. Hoy existe en el sistema financiero el crédito de inversión productiva, que es independiente de las tasas que pagan los bancos. En el primer semestre de este año, los bancos tienen que colocar 24 mil millones de pesos en esa línea. De cualquier manera, la suba de tasas, si es una herramienta en el momento necesario para parar el golpe de mercado, es un recurso válido. Si se estabiliza en valores altísimos, no es bueno. Hay que decirles a los economistas neoliberales que hablan de inflación del 40 por ciento que una tasa del 28 es negativa. No creo que la inflación sea esa.
–¿Qué medidas cree que son necesarias contra la inflación, además del programa Precios Cuidados?
–Lo primero es tomar medidas ante una economía concentrada. Suponer que sin regulaciones el tema se puede resolver es poco consistente. El proyecto de Aníbal Fernández está vinculado con el “pague primero y discuta después”. Esto es porque la Justicia suele dar lugar a los amparos y pagan vaya a saber cuándo. El proyecto de Héctor Recalde es más abarcativo, porque define figuras concretas a sancionar y establece multas, posibilidad de cierre de los negocios y hasta prevé la expropiación. Creo que habría que trabajar en un marco impositivo. Un método es sentarse a discutir –como hace el Gobierno– y el otro es establecer mecanismos punitivos. No para que las empresas no ganen, sino para que la rentabilidad sea razonable. Hay un dato fuerte: la Cepal presentó un informe que dice que las utilidades remitidas por las multinacionales de América latina y el Caribe se multiplicó por cinco veces y media entre 2002 y 2011.
–¿El pago al Club del París destrabaría créditos internacionales?
–Forma parte del default. Se trata de una deuda que el Estado argentino tiene con otros Estados. La voluntad argentina hace rato que está expresada. En un momento, Cristina expresó la voluntad de pagar al contado, pero coincidió con Lehman Brothers y explotó el mundo. Si Argentina pudiera colocar deuda, para pagar deuda en mejores condiciones que la deuda que tiene, también es un recurso válido para no extremar el uso de las reservas.
–¿Está de acuerdo con la designación de Milani?
–No lo sé. Las denuncias del CELS merecen respeto, pero también le tengo un enorme respeto a Estela de Carlotto, que se pegó a su lado. Tengo una reacción epidérmica frente a los linchamientos mediáticos. Se tendría que llegar a una situación para que, por lo menos, alguien lo procesara. Tenemos un jefe de Gobierno doblemente procesado y nadie habla de que tiene que renunciar.
–¿Cómo ve la crisis por vacantes en la educación porteña?
–Es más de lo mismo: toda la gestión del macrismo es una gestión elitista que apunta a determinados sectores sociales y a profundizar la brecha entre el Norte y el Sur de la Ciudad.