Juan Carlos Junio*
Las elecciones internas de la CTA, cuyo resultado definitivo estaba por definirse, trascienden los límites de la central obrera alternativa. El debate de fondo entre las dos listas mayoritarias – la número 1, liderada por Pablo Micheli, alineado con Víctor De Gennaro y la 10, encabezada por Hugo Yasky, dirigente del gremio docente y actual secretario general del organismo – tiene que ver con el presente y futuro del proceso político argentino. Esta confrontación de proyectos refleja el debate que tiene lugar en toda nuestra sociedad y, sobre todo, en las fuerzas políticas y sociales que se posicionan de cara al proceso electoral del año próximo, donde se pondrá en juego la continuidad del modelo iniciado en 2003 o bien su ruptura.
Los principales referentes agrupados tras la figura de Micheli, han enfatizado a la largo de la campaña electoral que la CTA debe ser independiente del Estado y los patrones. Sin embargo, durante el conflicto con las patronales del campo en torno de la Resolución 125, optaron por alinearse con el bloque de la Mesa de Enlace y el autodenominado Grupo A. Es decir, el tradicional sector del privilegio que, al decir de Carta Abierta, constituye una fuerza destituyente o, cuanto menos, promotora de la restauración conservadora.
Por parte de la lista 10, sus principales dirigentes sostienen la necesidad de mantener la independencia y la autonomía, pero aclarando que no son sinónimos de neutralidad. Más aún, Stella Maldonado, secretaria general de la CTERA que acaba de revalidar su cargo con más del 75 por ciento de los votos, sostuvo que “vemos nuestras huellas en las medidas positivas que ha tomado este gobierno”. Por su parte, Yasky señaló al cierre de la campaña, en el marco de un acto multitudinario que desbordó las instalaciones del Luna Park, que la Central de Trabajadores debe insertarse activamente en el nuevo tiempo que vive la región de América latina, con sus matices y claroscuros, participando en las luchas por avanzar en la profundización de un modelo que garantice el crecimiento de la economía con justicia social.
Esta definición tiene que ver con algo que venimos diciendo desde hace mucho tiempo: hace falta constituir un sujeto social que promueva y asegure un proyecto de país con más democracia y equidad distributiva. Ese sujeto, consciente y organizado, está constituido por las capas medias del campo y la ciudad, junto con los trabajadores. Aquí está la clave para poder avanzar con los cambios que han comenzado a producirse y que, necesariamente, deben profundizarse. No hay términos medios. Aquí radica el núcleo duro del debate contemporáneo, por eso no podemos mirarlo con indiferencia.
Juan Carlos Junio - Secretario Nacional del Partido Solidario