22/06/2010 Clarín - Nota - Opinión - Pag. 25
Debate
Todavía hay quienes defienden la absoluta libertad de los mercados, sin advertir que la ausencia irracional de normas produce devastación.
Carlos Heller
DIPUTADO NACIONAL, BLOQUE NUEVO ENCUENTRO POPULAR Y SOLIDARIO
E l 16 de junio se publicó una nota en esta misma sección de Néstor Grindetti y Mario Morando, en la cual hacen alusión a nuestro proyecto de Ley de Servicios Financieros.
La nota no posee ningún argumento técnico que la sustente, y por lo tanto resulta un abordaje exclusivamente ideológico de neto corte neoliberal.
Los autores se quedan en los setenta y los noventa, no quieren admitir que el mundo desarrollado estuvo y aún está en riesgo de colapsar, por la aplicación extrema de las ideas que ellos pregonan, la total libertad de los mercados, una cuestión que nuestro proyecto intenta limitar.
Entre muchas criticas, los autores observan que "por eso resulta un contrasentido proponer la democratización del crédito, forzándola por vía dictatorial". En realidad, se trata de un proyecto del Parlamento, uno de los principales ámbitos de la institucionalidad democrática. Si para los autores, que el Parlamento regule al mercado financiero resulta una dictadura, con su postura lo que fomentan es que se instale la dictadura de los mercados. Realmente, un concepto extremadamente débil de la democracia. Añoran el Estado mínimo de los noventa, cuando observan " ... la promiscua incursión normativa desde el PEN".
La actividad financiera es una de las más reguladas y la denominada "promiscuidad" es hoy la principal preocupación en todo el mundo: cómo regular al sistema financiero con mayor profundidad. Dentro de su enfoque, sorprende que los autores aprueben la limitación a la participación de mercado de los bancos, aunque tienen la mala idea de extenderlo a los bancos oficiales.
Deseo que el lector se imagine qué sucedería con gran parte de las ciudades de menor población, si limitáramos al Banco de la Nación Argentina. La banca pública cumple una función de servicio que no puede ser reemplazada por la banca privada, que tampoco desea cumplir esa función.
Pareciera que Grindetti y Morando no están pensando en los intereses de los ciudadanos de toda la Nación, sino sólo en los intereses de los bancos (privados).