Entre el 25 y el 29 de agosto sesionará un nuevo Encuentro del Foro de San Pablo en La Paz, Bolivia. Tal como sucedió en las versiones anteriores, el Foro será sin duda una gran caja de resonancia de los grandes desafíos que nuestros pueblos tienen en la actualidad.
Por Ángel Petriella, Secretario de Relaciones Internacionales
Allí se habrán de evaluar los procesos de transformación en curso en muchos países de la región que ha roto con el paradigma neoliberal y el estado de las luchas de los movimientos sociales, los partidos y el pueblo por romper con las ataduras que el sistema capitalista les impone, tanto a nivel local, como regional y mundial. El tema de la democracia y sus contenidos, de la soberanía nacional, de la globalización financiera y la crisis a que nos someten los flujos especulativos del capital, las guerras de baja intensidad y el resurgir del militarismo retrógrado y conservador serán examinados por los representantes de los partidos de izquierda, nacionales y populares de la región y del mundo. Nuestro Partido, que forma parte del Grupo de Trabajo que a lo largo del año elaboró el Documento Base junto a las demás fuerzas políticas argentinas participantes, estará en La Paz llevando sus opiniones y perspectivas.
Para leer el Documento Base del XX Encuentro del Foro, realizar descarga en el icono correspondiente.
Allí se habrán de evaluar los procesos de transformación en curso en muchos países de la región que ha roto con el paradigma neoliberal y el estado de las luchas de los movimientos sociales, los partidos y el pueblo por romper con las ataduras que el sistema capitalista les impone, tanto a nivel local, como regional y mundial. El tema de la democracia y sus contenidos, de la soberanía nacional, de la globalización financiera y la crisis a que nos someten los flujos especulativos del capital, las guerras de baja intensidad y el resurgir del militarismo retrógrado y conservador serán examinados por los representantes de los partidos de izquierda, nacionales y populares de la región y del mundo. Nuestro Partido, que forma parte del Grupo de Trabajo que a lo largo del año elaboró el Documento Base junto a las demás fuerzas políticas argentinas participantes, estará en La Paz llevando sus opiniones y perspectivas.
A continuación se transcribe el Documento Base del XX Encuentro del Foro:
XX Encuentro del Foro de São Paulo
La Paz, Bolivia - 25 al 29 de agosto de 2014
DOCUMENTO BASE
El XX Encuentro del Foro de São Paulo se realiza en La Paz, Bolivia, del 25 al 29 de agosto de 2014, bajo la consigna “Derrotar la pobreza y la contraofensiva imperialista, conquistar el Vivir Bien, el Desarrollo y la Integración en Nuestra América”.
Agradecemos al Movimiento al Socialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) como partido anfitrión de este Encuentro, en el momento que los países latinoamericanos y caribeños buscan profundizar la integración regional con base en los principios de solidaridad entre los pueblos, y desarrollo con cooperación y complementariedad, justicia social, democracia y participación popular.
A continuidad el Documento Base que servirá como contribución para los debates de este
XX Encuentro del Foro de São Paulo.
1. Coyuntura internacional
1.1. Situación económica
El XX Encuentro del Foro tendrá lugar bajo la continuidad del impacto de una profunda crisis del sistema capitalista, del deterioro relativo de la hegemonía de Estados Unidos de América y la evolución de nuevos centros de poder. Esa crisis mantiene a nivel global la existencia de una situación continuada a mediano plazo de inestabilidad, marcada por profundos conflictos sociales, agudas crisis políticas y conflictos militares cada vez más peligrosos. Continúa sin vislumbrarse una salida a corto plazo de las relaciones de comercio injusto y saqueo de las materias primas, a pesar de los esfuerzos que hacen otros países por conformar un nuevo orden económico mundial y consolidar el avance de las luchas de los pueblos hacia el socialismo.
La crisis evidencia también la hegemonía de las corporaciones transnacionales y del capital financiero sobre las decisiones políticas de los países centrales en particular la Unión Europea y su política de austeridad que busca proteger las inversiones transnacionales y la ganancia de los bancos.
Con relación a Estados Unidos de América (EUA), tras las acciones adoptadas por ese país desde 2008, resulta evidente su acción unilateral para beneficio propio en detrimento del resto de los demás países del mundo. En el esfuerzo para lograr su reindustrialización, generan impactos para el resto de mundo que aún no están claros y necesitan ser integralmente conocidos y analizados. Además, la exploración del gas de esquisto, que en principio repercutió positivamente en esa recuperación económica al proporcionar una gran inversión interna y mayor independencia en relación a la importación de hidrocarburos, ahora se muestra un camino incierto, con dudas sobre su viabilidad futura y la posibilidad de consecuencias negativas sobre el futuro de la recuperación económica del país.
Mientras EUA busca recuperar su liderazgo a escala global, Europa dedicó casi la totalidad del año a encauzar la severa crisis económica que la afecta desde hace ya 5 años. Las autoridades anuncian crecimientos positivos, no obstante estos son mínimos y se mantienen desequilibrios que indican que la crisis se mantiene, con efectos importantes sobre el nivel de desempleo, que continúa alto, así como la reducción y supresión del estado de bienestar.
Los países del sur del continente europeo (España, Italia, Grecia y Portugal) no logran encarrilar sus economías y, en muchos casos, el supuesto decrecimiento de su desempleo no es más que la disminución de las listas de parados, pues estos abandonan sus países masivamente en busca de trabajo, o el enmascaramiento del desempleo con supuestas soluciones alternativas, como la aparición de “nuevas modalidades de empleo” que intentan disimular el aumento de este flagelo.
La izquierda europea, desde diversos frentes, combate las reformas a las economías impuestas por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), por su carácter neoliberal y por su objetivo de desregularizar el mercado laboral, desmontar el sistema de bienestar social y lanzar sobre las espaldas de los trabajadores europeos el peso total de la crisis.
La crisis económica a nivel mundial continúa generando la pauperización de grandes contingentes de trabajadores, quienes buscan salidas ilusorias mediante la migración a países con economías desarrolladas, como las de EUA, Canadá, Europa y Japón.
Este fenómeno social demográfico mundial, provoca otras consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas en estos países. La crisis migratoria en Europa da lugar a que movimientos neofascistas y de derecha utilizan como argumento la presencia de migrantes, tanto los documentados como los indocumentados, para sus plataformas políticas, acusándoles de ser los responsables de la crisis económica en Europa.
Observamos con interés y simpatía el desarrollo y afianzamiento de los frentes nacionales de izquierda que surgieron como respuesta social a la ofensiva neoliberal, así como el fortalecimiento de estructuras sociales y políticas paneuropeas que proponen soluciones radicalmente opuestas a los llamados paquetes de rescate y planes de austeridad. Algunas de las propuestas son la defensa y manutención de las políticas sociales, aceptación de la debida responsabilidad de los agentes del capital por la crisis, entre otras. Todas estas son iniciativas políticas positivas, no obstante, la hegemonía política de la derecha en sus diversas corrientes se mantiene en el viejo continente.
La reciente elección para el Parlamento Europeo demostró el descontento de la población con la conducción de las políticas en el continente.
En Grecia, la izquierda mantuvo el resultado de las elecciones internas, hecho que no fue alcanzado por ningún otro partido, pero ahora consolidándose en la primera posición. En Portugal, subió el Partido Socialista y el PC Portugués amplió su votación, en detrimento del partido del gobierno de centro derecha, aunque el proceso de austeridad económica haya empezado bajo el gobierno socialista. Y en España, aunque Los dos mayores partidos, PP y PSOE, hayan asegurado la primera y segunda posición respectivamente, en conjunto salieron del 80% en las últimas elecciones para 49%, seguidos por la Izquierda Unida (IU) y una nueva fuerza, Podemos, salido del movimiento social de los indignados. En Italia el partido más votado fue el Democrático de centro izquierda.
Por otra parte, el Frente Nacional, partido de extrema derecha, obtuvo el primer lugar en Francia, con 25% de los votos, y el Partido de la Independencia de Reino Unido alcanzó el 29%. En Dinamarca la extrema derecha también alcanzó el primer lugar, y en Alemania y Grecia por primera vez se eligieron neo nazistas como representantes en Bruselas. Situaciones parecidas de crecimiento de la derecha xenófoba y euroescéptica también ocurrieron en varios otros países, hecho que ha llevado el total de su participación para el
14% en el Parlamento Europeo, una cifra que, aunque no sea mayoría, dará más visibilidad a estos partidos.
El Partido Popular Europeo perdió votos, pero seguirá siendo la mayor bancada parlamentaria. Junto con los socialistas y los liberales, aún forman una mayoría pro Unión Europea.
Podemos decir que el mayor perdedor fue el proceso democrático como un todo, con una abstención que alcanzó el 57%, equiparada a la abstención de la elección anterior, llegando al 80% en algunos países, demostrando un descrédito general con las instituciones en Bruselas.
En Japón, el continuo acomodo de las políticas monetarias, las políticas de expansión fiscal y las reformas estructurales aún están por determinar la dirección del crecimiento del país.
De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, el desempeño económico de los países en desarrollo en su conjunto será ligeramente más sólido, con previsión de crecimiento promedio en el 5% este año para estos países.
En 2014, se prevé que la región Asia-Pacífico, como zona económica más dinámica del mundo, aunque agrupa a países con distinto nivel de desarrollo, continuará siendo uno de los impulsores de la economía mundial. En este marco, China es su principal motor, pero hay que considerar el peso del Sudeste Asiático.
Sin embargo en China se está consolidando un proceso de desaceleración económica que está impactando en los precios de las materias primas como el cobre, el petróleo y otros. Con el crecimiento chino en proceso de moderación, se agrava el riesgo de presiones a la baja en los precios de esos productos. A ello hay que agregar que la implementación de las reformas integrales y sus ajustes también ralentizan su desempeño. Consideramos que este es uno más entre los complejos problemas económicos globales actuales.
La mayor preocupación actual en la economía latinoamericana y caribeña es el riesgo de financiación externa en algunos países. Entre los países en desarrollo, algunos países no tienen la capacidad de absorber las crisis externas. Herramientas políticas como la intervención en la tasa de cambio y ajustes en los tipos de interés serán clave para sobrevivir a cualquier tipo de revés. En esta región se prevé un crecimiento de 0,6% al 3% en 2014, sin embargo, es claro que las tasas de crecimiento seguirán siendo bajas, las asimetrías entre los distintos países cada vez mayores y el desempleo continúa a la alza en algunos países. Hay que resaltar las diferentes opciones de política económica entre los países del bloque progresista y los países gobernados por la derecha, que resultan en mayor o menor capacidad de resistencia a la crisis, y en reducción o aumento en las tasas de desempleo. Por ejemplo, Brasil y Venezuela han bajado el nivel de desempleo inclusive durante la crisis, o sea, desde 2008.
También importante es el rol de los grandes países en desarrollo, especialmente los BRICS, en la resistencia a la crisis. Este grupo de naciones, que en la primera parte de la crisis mantuvieron niveles de crecimiento importante, luego sufrieron sus efectos, aunque no de la misma manera que los países imperialistas.
Finalmente, aunque los países en desarrollo han contribuido en mayor medida que las economías avanzadas al crecimiento del PIB mundial en la última década, este fenómeno está retomando un equilibrio. Se espera que estos países contribuyan con un 55% al crecimiento mundial en 2014, mientras que las economías avanzadas lo harán en un 45%. Es un cambio sustancial si lo comparamos con datos de 2008, cuando las contribuciones eran de 98% y 2% respectivamente.
La reactivación económica sustentada en la producción interna amigable con el medio ambiente, eleva los niveles de ciencia y tecnología, y la generación de empleo que impacta el desarrollo humano, así como las nuevas relaciones de comercio justo, son los grandes retos de la izquierda, no se puede impulsar políticas sociales a costa de más endeudamiento.
Se requiere también la reforma fiscal progresiva y proyectos que garanticen el crecimiento, la inclusión social y el respeto irrestricto de los derechos humanos.
Es importante destacar que en América Latina algunos pueblos han logrado un nivel de desarrollo económico alterno a los modelos capitalistas liderados por las potencias económicas, el FMI y el Banco Mundial. Así se pueden mencionar varios procesos donde los gobiernos han priorizado la Soberanía Alimentaria, la propiedad estatal de los recursos naturales y la aplicación de políticas económicas diferentes al modelo neoliberal.
1.2. Situación política
Hay un marcado contraste entre la política implementada por las fuerzas de izquierda en América Latina lideradas por políticas sociales y las políticas implementadas en Estados Unidos de América y Europa, donde prevalecen los intereses de la plutocracia financiera e imperialista.
EUA continúa el esfuerzo por recuperar la hegemonía global, sin la cual su economía no tiene sustento. Internamente, ha aumentado la polaridad social del sistema y el enfrentamiento político entre los dos principales partidos, el Demócrata y el Republicano, aunque entre ellos no se registre grandes diferencias en temas fundamentales. Al mismo tiempo en que se produce un auge de los grupos “supremacistas” de ultraderecha, se agudiza el creciente desequilibrio del poder político, económico y social, agravado por la crisis económica y financiera, que afecta a millones de estadounidenses. El crecimiento del Tea Party es un claro reflejo de la crisis de representación de los partidos, especialmente del republicano. La propuesta y el discurso de esta nueva derecha extrema son preocupantes.
Como parte de una contraofensiva global del Imperialismo y las derechas es necesario alertar a los partidos y gobiernos de la región acerca de que EUA ha venido desarrollando una amplia gama de instrumentos subversivos, dirigidos contra los gobiernos que en su opinión constituyen un obstáculo o afectan su interés global, incluso se han aplicado a países que no son declaradamente adversarios a estos. Suelen preceder a la invasión militar directa (privilegiada en la era Bush), pero también están presentes en la aplicación de los preceptos del llamado poder inteligente puesto en práctica por Obama, en particular en su primera administración.
Actualmente está en curso lo que puede denominarse como opción intermedia, donde agresiones militares como en caso de Libia, y determinadas prácticas de influencia política de mediano plazo (poder inteligente) se combinan con una mayor radicalidad en las acciones desestabilizadoras, que desembozadamente procuran el llamado “cambio de régimen” mediante revueltas “populares”, que pueden derivar en un conflicto armado, como es el caso sirio, y aplicándose en el caso regional contra la Revolución Bolivariana.
El fin último es generar las condiciones políticas mínimas que garanticen los intereses trasnacionales y geopolíticos, no tomando en cuenta el nivel de estabilización de los gobiernos post revueltas, incluso el posible desmembramiento territorial o social de los países. Se procura el menor involucramiento directo u “oficial” de EUA.
El FSP debe alertar, además, acerca de que la opción intermedia asume determinados conceptos e instrumentos adaptados a las condiciones de cada país, por lo que la izquierda latinoamericana debe estar muy atenta a sus manifestaciones para contrarrestarlos.
Para una mayor comprensión enumeramos a continuación cuáles son estos conceptos e instrumentos:
- Se inicia con una exploración de las vulnerabilidades concretas que se presentan en cada país, identificándose aspectos que por razones históricas, étnicas o religiosas contribuyen a la polarización de la población, etiquetando al gobierno como fomentador de dicha polarización.
- Se procede a implementar un patrón desestabilizador ya ensayado y probado en otros países, que puede incluir guerra económica, sanciones internacionales y embargos, sabotajes a la infraestructura económica y de servicios, todo dirigido a provocar una crisis económica (hiperinflación, desabastecimiento, ataques a la moneda local etc.); asimismo, un sostenido esfuerzo para desprestigiar a las autoridades y la imposición de una matriz de opinión sobre la “creciente” impopularidad de dichas autoridades.
- En paralelo, activo despliegue de los servicios especiales norteamericanos y euro occidentales (con el uso intensivo de ONG ya establecidas), convirtiendo sobre todo a las embajadas norteamericanas en virtuales centros de comando. Se prioriza la identificación y preparación de “líderes naturales” que contribuyan a organizar una “tropa de choque”, generalmente reclutada en el sector estudiantil y otros de las capas medias, culturalmente influidas por los valores norteamericanos, algunos con formación educacional en ese país, cooptando organizaciones y liderazgos con reconocida trayectoria progresista.
- Extraordinario y bien organizado despliegue mediático nacional e internacional, con uso intensivo de la llamada red de redes (también ampliamente utilizado para la movilización) que elabora un relato casi idéntico (llega a sorprender el nivel de coordinación internacional), mintiendo descaradamente (por ejemplo, mediante el montaje y edición de imágenes falsas) o exagerando las contradicciones sociales, las supuestas o ciertas dificultades de los gobiernos, apelándose a códigos o etiquetas pre establecidas según los casos.
- Se aprovecha cualquier episodio, por ejemplo “dudosos” resultados electorales, para desatar protestas cuyo fin es generar el caos, contribuir al malestar social y al rechazo generalizado de las autoridades. En esta fase los ataques mediáticos se potencian, con hincapié en la supuesta flagrante violación de los DDHH de las autoridades repentinamente acosadas, incrementándose formas de accionar violento, incluido el empleo de francotiradores que atacan tanto a las fuerzas del orden como a los que protestan, con el objetivo de provocar una mayor reacción represiva, que es convenientemente documentada para los mencionados fines mediáticos.
- Como complemento se implementa la denominada diplomacia pública por parte del Departamento de Estado y otras cancillerías occidentales o subordinadas que intenta aislar al país, buscándose el aval de organismos regionales o internacionales.
- El apoyo a la “sublevación popular” según el caso, incluye el empleo de mercenarios (por ejemplo, paramilitares colombianos en Venezuela, los francotiradores en Libia, Siria y Ucrania) así como la aplicación de la llamada directiva TC 18-01 del Pentágono (“La guerra no convencional”) que procura crear las condiciones para una eventual invasión militar en caso ser necesario. Ejemplos elocuentes son los de Chechenia, Libia y Siria.
Se ha podido identificar a los probables segmentos de la política estadounidense que están detrás. Básicamente figuras de los denominados neo conservadores, que rebasan las formas eventualmente menos reaccionarias propuestas en las tácticas del poder inteligente, por lo que se despliegan incluso al margen de la Casa Blanca si es necesario. Logran crear situaciones de hecho que terminan arrastrando a todo el gobierno norteamericano. Cuentan con generosos presupuestos, incluso algunos manejados fuera del ámbito gubernamental por diversas “ONG” o la propia NED 1 (que rinde cuentas al Congreso), controlada básicamente por neo conservadores.
De tener éxito en el corto plazo, se produce un “apagón informativo” sobre la nueva realidad del país, así como el apoyo expedito de las grandes potencias a las nuevas autoridades, incluida la asistencia financiera, en realidad direccionada generalmente a los intereses de las grandes trasnacionales y el consecuente saqueo de las riquezas del país.
Finalmente, mencionamos el despliegue y la ofensiva militar de EUA en el mundo, que en el caso de Asia ha significado una reestructuración y redimensionamiento general de las fuerzas con basamento político y logístico, el llamado “giro hacia Asia” de Obama, que de alguna manera afectará a nuestra región directa o indirectamente por sus componentes geoeconómico, estratégico y de seguridad.
Ante los avances de las fuerzas de izquierda, sea a nivel parlamentario o en tanto que Gobiernos Centrales, a través de los tradicionales instrumentos de la democracia representativa electoral, la derecha continental se ha “refugiado” a los espacios del poder judicial (Cortes Supremas de Justicia, Fiscalía y Procuradores), con énfasis en las Salas o Tribunales Constitucionales, para desde allí, basados en el supuesto principio de la inapelabilidad y obligatorio cumplimiento de sus sentencias o resoluciones, implementar las contrarreforma.
La contraofensiva imperial incluye la “Doctrina de Dominación de espectro Completo“, pues recurren a todo, apoyándose en las derechas locales, lo que pueda modificar o revertir los procesos de transformación. El poder político del Estado es utilizado para revertir los procesos, ejemplo el golpe de estado en Honduras utilizaron no solo la Fuerza Armada, sino el Congreso, La Corte Suprema de Justicia, el Procurador de Derechos Humanos, etc. El Golpe de Estado en Paraguay, utilizaron el Congreso, la intentona de golpe de Estado en Ecuador, utilizaron a la Policía y pretendían usar la Asamblea. En el caso de Colombia usan al Procurador para revertir o limitar los derechos de Piedad Córdova y de Gustavo Pietro. El caso de Guatemala llevando a tribunales a luchadores sociales de la guerrilla, así también en Panamá, llevaron a los tribunales a Balbina Herrera luego de acusar a Martinelli.
En El Salvador, a través de la sala de lo constitucional se ha venido modificando las reglas electorales, así como el sistema de partidos políticos y modificando en la práctica o contradiciendo la constitución, lo que atenta con la independencia de poderes.
En tal sentido será importante desarrollar mecanismos para mayor cooperación regional, para el desenmascaramientos de estas estrategias.
Desde el punto de vista político, la crisis ha continuado marcando el ascenso de Alemania como líder de la Unión Europea, quien internamente, luego de elecciones generales, ha apostado por el continuismo de Angela Merkel frente al Estado. La visión germana sobre cómo salir de esta situación se ha impuesto en el seno de la UE, lo que ha exacerbado el euro escepticismo de extrema derecha y la xenofobia en muchos países del continente. Europa enfrenta hoy también una crisis de su proyecto de integración y de su modelo de democracia representativa.
Francia ha quedado relegada a un segundo lugar económico (pero no militar), limitándose a coparticipar de las decisiones de Berlín.
Otra consecuencia de la crisis es la cada vez más marcada separación entre Gran Bretaña y el continente. Londres ha tenido una posición escéptica ante las propuestas que abogan por un mayor control comunitario de los mecanismos financieros y bancarios en detrimento de la soberanía de los estados en este tema.
Pero, considerada como un todo, Europa está inmersa en una situación de dificultad estratégica y de confrontación interna, que la empuja a cumplir un papel subalterno frente a EUA.
La actual crisis en Ucrania agrava el escenario político y tiene en Rusia uno de los principales actores. La estrategia de EUA y Unión Europea de forzar un cambio de régimen en Kiev, si bien dio los resultados esperados por sus patrocinadores, generó inesperadas consecuencias imprevistas de significado y alcance global. Estos sentimientos fueron alentados por Rusia en su búsqueda de reafirmarse en la arena política internacional y reconstruir su espacio euro asiático para consolidar el poder del gobierno de Putin.
Las manifestaciones fascistas y xenófobas de los sectores más derechistas que ascendieron al poder en Ucrania contra los habitantes ruso-parlantes, impulsaron los sentimientos secesionistas en el este y sur de ese país.
Ucrania se enfrenta a un futuro incierto de inestabilidad política, ingobernabilidad y posiblemente de desmembramiento, mientras el mundo ve renacer una nueva disputa de poder entre Rusia y el Occidente imperialista, ante las amenazas de la OTAN de extender sus fronteras hasta el sur de Rusia. Junto con la situación de Crimea, pone en relieve esa disputa de poder, con posible repercusión en las situaciones en Siria e Irán.
La región de África del Norte y Medio Oriente conserva su importancia geoestratégica por su potencial de hidrocarburos y el enorme posicionamiento de medios y bases militares norteamericanas y de otras potencias en sus alrededores, incluido el espacio marítimo. Esa zona sigue siendo un escenario de enfrentamiento a nivel mundial.
En Siria, donde persiste un conflicto armado con participación activa de otros poderes regionales e internacionales, la crisis lleva ya tres años sin ninguna solución previsible en el corto plazo, aunque hay claros señales de retomada de la ofensiva gubernista y de pérdida de posiciones de los grupos armados, muchos de los cuales son fundamentalistas. Rusia y China, en defensa de sus intereses, continúan oponiéndose a una escalada bélica occidental contra ese país. El pasado 3 de junio, se realizaron las elecciones presidenciales, contendiendo tres candidatos: Bashar Hafez al-Assad, Maher Abed al-Hafiz Hayyar y Hassan Abd-Allah al-Nur. Resultó vencedor Bashar Hafez al-Assad, para ostentar por 7 años más la Presidencia de esa nación.
También en el Medio Oriente, la situación palestina continúa sin cambios notables y al contrario se mantuvo la política de asentamientos impulsada por el gobierno de Benjamín Netanyahu y el reciente masacre en la Franja de Gaza, aumentando aún más las dificultades de muchos palestinos y palestinas en una situación que ya se prolonga por más de medio siglo.
Resaltamos dos hechos. El primero es el fracaso de las recientes negociaciones con Israel, encerradas el final de abril, hechas sin el consenso de todas las fuerzas palestinas y considerando que este país sigue siendo un aliado importante de EUA en la región y el mayor receptor de su ayuda externa. El segundo es la importante unidad lograda en el reciente acuerdo entre la OLP y el Hamas. Recordamos que aún existe la posibilidad de que otros gobiernos intenten relanzar las negociaciones, esfuerzos que el FSP debe alentar.
Otro de los temas candentes ha sido la situación interna del Egipto post Mubarak. Este país, de 80 millones de habitantes, es vital por ubicarse sobre el Canal de Suez y colindar con Israel y Gaza. Luego de la caída de Mubarak por un levantamiento popular, el Cairo no ha conseguido estabilidad política interna. Por segunda vez en dos años, y luego de un proceso electoral el ejército derroco al gobierno y asumió una vez más el poder tutelar. Las contradicciones internas continúan más allá de los enfrentamientos con la Hermandad Musulmana, porque son necesarias respuestas políticas a la difícil situación económica originada por el neoliberalismo y que fue causa del proceso político iniciado en 2011. Por la relevancia del país, tanto para árabes, como para africanos, se hace importante que reencuentre el camino hacia una estabilidad de carácter democrático y que respete los diversos sectores de la sociedad egipcia. Al respecto, en los comicios del 26 y 28 de mayo de 2014, los dos únicos candidatos que se disputaron la Presidencia egipcia son el ex jefe del Ejército, General Mariscal Abdel Fatah Al Sisi, y el dirigente de izquierda Hamdin Sabahi, resultando vencedor Abdel Fatah Saeed Hussein Khalil Al-Sisi, ahora militar retirado, que dirige el país desde el 3 de julio de 2013, cuando lideró el golpe de Estado contra el entonces presidente islamista Mohamed Mursi, y que fuera declarado oficialmente vencedor de las elecciones presidenciales con el 96,91 % de los votos, y una participación del 47,5 %.
La realización, por primera vez, de conversaciones públicas directas entre EUA e Irán sobre el tema nuclear condujo a acuerdos importantes y crea nuevas dinámicas en toda la subregión. La nueva dirección iraní ha ratificado su postura de proseguir su programa nuclear pacífico. Por su parte, otros países, como Arabia Saudita e Israel, están profundamente disgustados con esa situación, pues entra en conflicto directo con sus propias posiciones de potencias regionales.
Los últimos años han sido testigos de realineamientos regionales que, sobre territorio sirio, enfrentaron primero a varias monarquías del Golfo con protagonismo para Arabia Saudita y Qatar, con el denominado eje de la resistencia integrado por Irán, Siria, fuerzas palestinas y el Hezbollah, que sigue siendo una fuerza de disuasión frente a Israel. En medio de una situación regional muy compleja se ha confirmado la proximidad del gobierno iraquí al iraní, la crisis política y de intereses que hoy contrapone a Arabia Saudita y Qatar, el anudamiento de nuevos lazos secretos y aún tímidos de países árabes con Israel y un nuevo diseño de alianzas regionales contra Irán.
La situación en Irak es el producto de la combinación de la intervención estadounidense y del descontrol en que derivaron las rebeliones iniciadas en 2011. Los sectores fundamentalistas avanzan sobre Irak buscando la apertura de un nuevo frente, contrarrestando sus pérdidas en Siria, y buscando regionalizar el conflicto. Las opciones de EUA y las tensiones regionales, así como la debilidad de los poderes locales, crearon una situación grave, a punto de estallar.
Multitud de fuerzas islamistas internacionalizadas actúan en la región y marcadamente en Siria, financiadas por algunas petromonarquías del Golfo y con respaldo occidental, lo que evidencia el doble rasero de la lucha contra el llamado “terrorismo islámico”.
La aplicación de programas neoliberales en los países de África del Norte y el Medio Oriente ha conducido a realidades socioeconómicas complejas y a incrementar el descontento en amplios sectores de la población árabe. Esta situación ha estado en la base de manifestaciones de protesta en muchos países y persisten las causas que originaron crisis políticas aún no resueltas, que han sido aprovechadas por intereses imperiales para buscar cambios que se aproximen más a su diseño pre elaborado para la región.
Lo anterior nos lleva a revisar los riesgos políticos nuevos y viejos, entre ellos, el que Oriente Medio y el Norte de África seguirán siendo las regiones más expuestas a cambios políticos y sociales, con transiciones políticas delicadas en algunos países y la posibilidad de contagio del conflicto en Siria a otros, incluyendo nuevos conflictos en Líbano e Irak. De hecho hay una escalada de conflicto en este último, que opone las fuerzas armadas del país a grupos armados fundamentalistas.
En el África Subsahariana, aunque persistan serios problemas de pobreza y conflictos por resolver, ha predominado la tendencia al fortalecimiento de la institucionalidad con protagonismo para los partidos políticos, el crecimiento macroeconómico en numerosos países y esfuerzos por una mayor integración regional. No obstante, en la mayoría de los países hay inestabilidad social por el descontento con las políticas neoliberales, la corrupción y los escándalos asociados a figuras políticas.
En el continente africano ocurre un proceso de militarización acelerada, con presencia occidental justificada en la “lucha contra el terrorismo”. La presencia de ex metrópolis, como Francia, y de Estados Unidos, que utiliza medios cada vez más sofisticados como los aviones no piloteados (VANT’s), se hace cada vez más acentuada en la solución de conflictos. El continente no tiene la capacidad para resolver los conflictos con medios propios, aunque trabaja en la creación de fuerzas de paz africanas, después del Golpe de Estado a Libia y el asesinato de Gadafi.
Persiste la rebatiña por los recursos naturales africanos de las potencias occidentales a lo que se añade una presencia cada vez mayor de países en desarrollo. Estos últimos llegan con programas diferentes de los que promueven el Occidente imperialista y se vuelven atractivos al continente. Sin embargo China se expande en África, en franca competencia con las otras potencias capitalistas en el reparto de las riquezas naturales. Se acrecientan las acciones desestabilizadoras y con utilización de las nuevas tecnologías contra procesos políticos nacidos de movimientos de liberación nacional, fundamentalmente en África meridional. Se evidencia la agenda común imperial hacia diferentes países que tratan de decidir sus propios destinos.
Otras áreas amenazadas por los países imperialistas serían Asia Central, Corea del Norte y Bangladesh. A pesar de que muchos de estos riesgos de conflicto ya eran conocidos, también las elecciones de Indonesia, Sudáfrica y Turquía suponen nuevas incertidumbres dada la naturaleza tan voluble del electorado. En las elecciones de India ganó la derecha con el BJP, de política externa pragmática pero históricamente más cercana a los intereses de EUA.
Prácticamente todos los conflictos que el mundo afrontó durante 2013 distan de una solución definitiva. Es por eso que deberemos estar atentos a la evolución de la política internacional del año 2014 y de las fuerzas políticas que se debaten en este complejo escenario.
Es un deber de los partidos del Foro de São Paulo hacer un balance o seguimiento de las posturas adoptadas, por nuestros respectivos gobiernos, en el sistema de las Naciones Unidas, sea desde la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, la Comisión de Derechos Humanos o de cualquier otro de sus organismos, frente a la situación descrita anteriormente.
La situación internacional arriba descrita, en especial la contraofensiva de los Estados Unidos de América y sus aliados, exige una reacción rápida, eficaz y conjunta de los partidos, movimientos sociales y gobiernos progresistas y de izquierda, en el sentido de acelerar el proceso de integración regional, neutralizar la Alianza del Pacífico, ayudar a que tenga éxito el proceso de negociación de las FARC-EP y el ELN con el Gobierno colombiano, reforzar la institucionalidad política de nuestros gobiernos de izquierda, además de prestar solidaridad a las fuerzas de izquierda que entablan luchas sociales y participan de procesos electorales.
Tampoco se vislumbra un cambio en la situación ambiental mundial. Los organismos internacionales siguen sin aprobar medidas concretas en relación al cambio climático provocado por la emisión de los gases de efecto invernadero, a punto de que las organizaciones sociales que normalmente acompañan el asunto abandonaron la Conferencia de las Partes 19 (COP 19) en Varsovia en 2013, dado el grado de mala voluntad de las grandes potencias de avanzar hacia medidas efectivas de mitigación.
El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC en inglés) de la ONU para 2014 es extremamente preocupante, pues apuntó que la emisión de gases de efecto invernadero crecieron de un promedio de 1,3% al año entre 1970 a 2000 para 2,2% al año durante la década pasada, lo que significa una alza de calentamiento promedio de 3,7 a 4,8 grados centígrados hasta el año 2100. Se necesita incrementar las inversiones en energía renovable en algo como US$ 147 mil millones al año para enfrentar el problema.
La próxima reunión a realizarse en Perú -COP 20- es una gran oportunidad para los gobiernos de nuestro continente plantear el asunto y cobrar medidas concretas de parte de los principales emisores.
2. Coyuntura Regional
El XX Encuentro reafirma lo dicho en los Encuentros anteriores del Foro y sistematizado en los seminarios de evaluación de los gobiernos progresistas y de izquierda. Nuestra pluralidad es un hecho que valoramos positivamente, pero nuestros enemigos son comunes.
Resaltamos el éxito de la unidad latinoamericana y caribeña en este contexto de diversidad. El ciclo progresista y de izquierda iniciado en 1998 tiene fuerza porque no es único ni uniforme, se desarrolla sobre distintas formaciones históricas y sociales, con fuerzas que tienen horizontes estratégicos diferenciados, aunque de izquierda, y que posee niveles de acumulación distintos.
Un antecedente relevante al proceso de gobiernos de izquierda y progresistas que se ha ido abriendo paso en nuestro continente, con sus diversas peculiaridades en cada país, fue la constitución y posterior consolidación y elaboración teórica que realizó, desde 1990, el FSP, con contribuciones que coadyuvaron a la comprensión de los nuevos fenómenos en el mundo y en la región. Nuestros partidos y movimientos han tenido en el FSP un ámbito de intercambio democrático y de elaboración que contribuyó a los avances ideológicos y políticos que dieron sustento a esos nuevos gobiernos.
También debe valorarse lo que significó para el avance de los procesos de izquierda y progresistas la experiencia, en muchos casos previa, de los gobiernos estaduales, provinciales y municipales, que en cierta medida constituyeron una escuela de gestión para los gobierno nacionales.
Sin embargo, hay que avanzar más allá de las conquistas sociales que fueron muy importantes durante los últimos años, para lograr ciertos cambios estructurales que posibiliten fortalecer las economías y la cohesión social de nuestros países. Temas como la industrialización, complementación económica, aumento de la productividad y fortalecimiento de la integración continental son de importancia trascendental.
Las fuerzas de la derecha han venido promoviendo distintas iniciativas para desestabilizar a los gobiernos progresistas con el insólito argumento de que se trata de gobiernos autoritarios, demagógicos, populistas, unipersonales. Según el discurso de la derecha y de relevantes voceros del gobierno de los Estados Unidos, los gobiernos de izquierda tendrían legitimidad de origen, pero no legitimidad de ejercicio, además de acusarlos de violentar principios, como el de la independencia de los poderes del Estado, y ahora, de violar los derechos humanos, los derechos democráticos, la libertad de prensa y la libertad de empresa.
En los últimos meses han retomado la tesis de las dos izquierdas, una troglodita y militarista, frente a otra, renovada y democrática; resulta evidente que intentan dividir a la izquierda en el continente, que fundamenta su unidad en el reconocimiento de su diversidad y en la identificación de los principios y las políticas que la unifican, además, de la creciente conciencia de que estamos frente a un enemigo común, que actúa de manera coordinada y planificada, para derrocar a los gobiernos populares y liquidar los esfuerzos por sostener nuestra soberanía nacional, la democracia participativa y la unión latinoamericana.
Unificar criterios, definir una política y coordinar esfuerzos, en todos los frentes de la lucha política, frente a la contra ofensiva de la derecha, es una necesidad imperiosa para las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda.
2.1. Procesos de integración y panorama económico
El proyecto integracionista tiene larga historia en nuestro continente. En su etapa más reciente, tiene relación directa con el ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda que empezó con la elección de Hugo Chávez en 1998. La integración de nuestros pueblos es la alternativa a la contraofensiva del Imperialismo estadounidense y las derechas regionales.
Dos proyectos se enfrentan en América Latina y El Caribe. Uno es basado en los intereses regionales autónomos y tiene entre sus símbolos la CELAC, la UNASUR, el MERCOSUR y el ALBA. Otro es subordinado a los intereses externos a la región y tiene como sus símbolos el ALCA, el NAFTA, los TLCs y, ahora, la denominada Alianza del Pacífico.
El XX Encuentro del Foro de Sao Paulo hace suya, de inicio, la Proclama de América Latina y El Caribe como Zona de Paz, aprobada por la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC, La Habana, Cuba enero 2014) que en esencia ratifica el compromiso de los países integrantes con los Propósitos y Principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, sobre la base de que la prosperidad y estabilidad de la región contribuyen a la paz y seguridad internacionales, en tanto bien supremo y anhelo legítimo de los pueblos y un principio y valor común de la propia CELAC. Esta II Cumbre constituyó un paso decisivo en la consolidación de la unidad regional por la que se viene luchando desde hace siglos. Significativo también fue la Aprobación de un Plan de Acción para dar continuidad al trabajo de Cuba al frente de la CELAC, una tarea que corresponderá a Costa Rica, donde la derecha fue derrotada y asume un nuevo gobierno. De los debates sobresalió la conclusión de que la unidad es la única alternativa ante los retos en el contexto mundial y regional. No existe otro camino: ¡o nos unimos, o perecemos ante los colosales poderes imperiales, transnacionales y mundiales! De esta unidad e integración dependerá la victoria de las fuerzas progresistas y de izquierda en la región. Destacamos el liderazgo cubano durante la Cumbre, reflejado en la “Declaración de La Habana”, que entre otros importantes resolutivos, emitiera la Declaración Especial sobre la Integración, documento que obliga a profundizar en la integración regional para bien de nuestros pueblos, pues la misma es concebida como una estrategia complementaria a los esfuerzos de cada gobierno nacional para el alcance de mayores niveles de desarrollo y una mejor y mayor inserción internacional, aunado a la búsqueda de vías prácticas para el fortalecimiento de los esfuerzos realizados para la consolidación de la integración a través, entre otras cosas, de la profundización de los niveles de articulación, complementariedad, cooperación y convergencia entre los mecanismos regionales y subregionales de integración.
Destacamos el rol de UNASUR como importante instrumento de coordinación e integración en América del Sur. Por medio de la concertación política entre los gobiernos y sus Presidentes/as, UNASUR viene desarrollando un rol destacado en la manutención de América del Sur como una zona de paz, basando sus acciones en el respeto a la soberanía de los pueblos y sus gobiernos democráticamente elegidos, contra intentos de desestabilización de sectores golpistas. Por medio de más de una decena de consejos ministeriales, UNASUR también viene promoviendo la coordinación de políticas en diversas áreas, como el desarrollo de una política regional de defensa, de proyectos regionales para integración de la infraestructura y planeamiento, discusiones en ámbito regional sobre recursos energéticos y sobre mecanismos de financiación, entre otros.
Debemos recordar el papel relevante de la Alianza Bolivariana de los pueblos de América Latina y El Caribe (ALBA) en la iniciativa solidaria y de cooperación mutua. Cabe destacar la importancia que tiene la implementación del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) como nueva forma de intercambio alternativa frente a las prácticas comerciales hegemónicas impuestas por el capitalismo global. El ALBA ha hecho posible la profundización de los procesos de cambio social en marcha, en los países que forman parte de esta Alianza, destacándose grandes logros en salud, educación, soberanía energética, alimentaria y autosuficiencia económica, todo con equidad social y en armonía con la Madre Tierra, la Pachamama desde la cosmovisión de los pueblos indígenas. Un hecho de gran importancia estratégica para el avance de la integración regional es el acercamiento y la convergencia del ALBA con el MERCOSUR.
El Caribe y Centroamérica continúan incorporándose al desarrollo de proyectos integradores. En este sentido, debemos destacar la incorporación de varias naciones caribeñas a procesos integracionistas regionales como el ALBA, especialmente en Petrocaribe. Subrayando la recién incorporación de Santa Lucía a este mecanismo de integración, nación que se une a los ya miembros plenos de San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda, y al mismo tiempo enfatizando en la solicitud de membresía realizada por parte de Granada. Igualmente señalamos la participación en este espacio de Haití y Surinam. A propósito, debe mencionarse la contribución integradora de este último país en UNASUR, como presidente pro tempore de este órgano. Esta loable voluntad integradora de parte de las naciones caribeñas se une a los esfuerzos del mecanismo integracionista más antiguo de esa región que es el CARICOM.
En El Salvador el FMLN ha impulsado un proyecto desde los gobiernos locales, a través de una herramienta novedosa que es “ALBA Petróleos como una empresa mixta con finalidad social”, para impulsar de manera innovadora mecanismos de cooperación existentes en el ALBA, entre ellos: promueve el desarrollo productivo y combatir la desigualdad y el empobrecimiento de la población. Además, desde el 2 de junio El Salvador ingresó como miembro pleno a Petrocaribe.
Es fundamental seguir desarrollando el proceso de integración iniciado en el Cono Sur, implementando las medidas necesarias e imprescindibles que consoliden definitivamente el MERCOSUR en todos sus planos, sobretodo la incidencia en el desarrollo de la integración de los pueblos a partir del Mercosur Social y Productivo. Después del importante ingreso de Venezuela, debe haber un impulso definitivo a la integración plena de Bolivia, Ecuador, Surinam y Guyana como señal inequívoca de consolidación del proceso de su crecimiento.
De otra parte, tenemos la conformación de la Alianza del Pacífico, bloque comercial integrado por Chile, Colombia, Perú y México, con posibilidades de extenderse a otros países de la región. Acelerar los procesos de integración regional, objetivo que cuenta con un amplio consenso, tiene como pre-requisito la denuncia de esta Alianza, instrumento de una política contraria a la integración y que se despliega con los mismos parámetros de los Tratados de Libre Comercio (TLC).
Los miembros de la Alianza del Pacífico se han propuesto profundizar la integración entre sus economías y definir acciones conjuntas para la vinculación comercial con Asia-Pacífico, sobre la base de los acuerdos comerciales bilaterales existentes entre los Estados parte. El proyecto busca ser un sistema que funcione como contrapeso al MERCOSUR, actualmente el bloque económico más grande, más poblado, económicamente más poderoso y mejor integrado de la región. Asimismo, es la apuesta de EUA para minar la evolución de la CELAC y la UNASUR, con la intención de recuperar su predominio en las relaciones interamericanas. Esa Alianza ha avanzado en algunos de sus objetivos: eliminación de visas; funcionamiento del mercado integrado de bolsas de valores latinoamericano (MILA), al cual México está estudiando su ingreso; avanzos en la liberación del comercio, colocando el arancel a cero, para incrementar el intercambio comercial, y en las normas de origen; acuerdo sobre comercio electrónico. Sin embargo, encaran dificultades para acabar con las barreras no arancelarias, además de ir en detrimento de los procesos de integración regional por que tanto luchamos.
Si bien EUA ha preferido presentar la Alianza del Pacífico como una iniciativa latinoamericana, su alcance lo revela como su verdadero artífice, ilustrándose con su “ingenuo” interés de participar como observador. Es necesario ganar en claridad de que la Alianza del Pacífico para EUA no es más que un nuevo rediseño del ALCA, que intenta, en rigor, promover y concretar una gran Área de Libre Comercio en Latinoamérica para facilitar la actuación de las transnacionales, especialmente las estadounidenses, lo que supone una mayor pérdida de las soberanías nacionales y el reforzamiento de las políticas neoliberales.
La Alianza del Pacífico, junto con el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por su sigla en inglés, que es un tratado de libre comercio multilateral, que involucra a: Estados Unidos de América, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Perú y Chile), buscan impulsar los Tratados de Libre Comercio (TLC) con los países de la cuenca del Pacífico y dañan la integración económica, comercial, política y cultural de los pueblos latinoamericanos y caribeños expresada en los varios procesos propios de Nuestra América. Siguen modelos de acuerdos económicos creados por los gobiernos de EUA y las potencias imperialistas para atender a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales que involucran propiedad intelectual, inversiones, compras gubernamentales y otros que limitan la autonomía de la política económica de los países en desarrollo. Es menester señalar que la negociación del TPP ocurre sin participación de la sociedad, siendo que los contenidos de los mismos trascienden la esfera de facultades de los gobiernos, debido a que afectan directamente en la sociedad de cada uno de los Estados parte del Acuerdo. Es una forma de integración subordinada a las grandes potencias contra la cual nuestros pueblos deberían movilizarse.
La izquierda latinoamericana y caribeña debe advertir esta nueva ofensiva del capital, que pretende profundizar la agenda neoliberal, resistida a través de amplias movilizaciones y levantamientos en los últimos 20 años. Es indispensable defender la integración genuinamente latinoamericana y caribeña, procurando la mayor unidad de nuestras filas, sin estas premisas no podremos garantizar la supervivencia de nuestros países.
También es fundamental alertar a los partidos y gobiernos de la región sobre la necesidad de dar más concreción y velocidad a los procesos autónomos de integración: CELAC, UNASUR, MERCOSUR y ALBA. Consideramos que el XX Encuentro debe señalar las iniciativas concretas que deben ser tomadas en este sentido. Se debe reafirmar que la integración latinoamericana y caribeña es el objetivo estratégico del Foro de São Paulo, impulsando y apoyando los mecanismos de integración regional, como arma de nuestras naciones para oponerse a las políticas foráneas que pretenden debilitar la izquierda latinoamericana y caribeña.
Para fortalecer la unidad e integración latinoamericana, así como las relaciones Sur-Sur, se hace importante actuar con mayor pro actividad en la profundización de todos los mecanismos de integración y foros políticos (CELAC, UNASUR, MERCOSUR, ALBA, Petrocaribe, Banco del Sur y CARICOM), así como respaldar la Cumbre del G77+China que se llevará a cabo en Bolivia en junio de este año.
En este sentido, si bien Centroamérica posee el proceso de integración más antiguo, que ha avanzado en procesos económicos, pocos pasos ha logrado en su integración política y desde los pueblos. Sin embargo, es importante señalar este mecanismo de integración en el mantenimiento de la paz en la región, pese a los intereses de generar conflictos de parte de la extrema derecha, pero en los cuales, los países de la región han logrado mantener el diálogo en este espacio.
Desde el punto de vista de los avances en materia de política económica en los gobiernos - nacionales o locales- en los que la izquierda es la fuerza hegemónica, resulta importante puntualizar que revertir las medidas aplicadas por los neoliberales ha sido y sigue siendo una tarea titánica. Fue muy grande el daño causado a la base económica de nuestros países y no son pocas las maniobras del sistema financiero internacional para darle continuidad a su política de despojo.
La izquierda, en su conjunto, ha luchado y sigue haciéndolo, por reivindicar la soberanía nacional sobre los recursos naturales, base material de nuestras economías. Adelanta proyectos de reindustrialización y busca afanosamente ampliar sus respectivos mercados internos y la generación de un mercado común latinoamericano, con sus inmensas potencialidades. Ha demostrado que poner el acento en lo social, en la lucha contra la pobreza, en el ataque a las desigualdades sociales, es un camino correcto a la hora de reactivar la economía y convertirla en sostenible. Las cifras que arrojan los estudios del índice de desarrollo humano (IDH), del PIB per cápita y del índice de Gini2, señalan que el empobrecimiento ha disminuido en nuestra región y la desigualdad en algunos países. Eso es un avance considerable. No obstante, las metas son mucho más complejas y los desafíos aún son enormes. La izquierda intenta por múltiples vías la revalorización del trabajo, la fortaleza del salario y de la seguridad social, como factores condicionantes que han de delinear una redistribución progresiva del ingreso. Equilibrar la fuerza del trabajo frente a la fuerza del capital, como dudarlo, es una tarea principal en un período de transición como el que vivimos, cuando aún estamos saliendo de la hegemonía neoliberal e iniciando un camino nuevo. La izquierda tiene por delante el desafío