Año 4. Edición número 180. Domingo 30 de octubre de 2011
Por Eduardo Anguita
El presidente del Banco Credicoop y legislador nacional por Nuevo Encuentro defendió las medidas del Gobierno y señaló la necesidad de reformar el marco de regulación bancario.
"Lo que hacen la Afip, el Banco Central y la Unidad de Información Financiera es controlar y perseguir a los que realizan operaciones ilegales. El objetivo es que se respeten las normas”, señala Carlos Heller, diputado nacional de Nuevo Encuentro y presidente del Banco Credicoop. La afirmación refiere a la decisión del Gobierno de extremar los controles para evitar que coleros y prestanombres actúen en el mercado cambiario. En los hechos, a partir de mañana, las personas físicas o jurídicas que adquieran divisas deberán demostrar que tienen capacidad económica para hacerlo.
“Hay que poner la cuestión en perspectiva. Nuestro país viene de una historia de desbalances macroeconómicos. Fue durante muchos años un país con escasez de divisas que recurría periódicamente a las devaluaciones para corregir los desvíos. Hace meses que algunos sectores vienen hablando de atraso cambiario e insistiendo en ajustar el tipo de cambio. Esto lleva a que mucha gente intente protegerse dolarizando sus ahorros”, explica Heller.
Según el Banco Central, en lo que va del año salieron del país unos 15 mil millones de dólares y unos tres millones de personas y empresas se hicieron de divisas en el mercado cambiario. Unos 5.500 millones lo explican operaciones relacionadas con el comercio exterior. El resto se origina en transacciones que no superan cada una los 250 mil dólares. Allí está puesta la lupa de las autoridades. “Son los que obtienen ganancias evadiendo, los que necesitan proteger esas ganancias mal habidas, en muchos casos sacando esos dólares del país”, precisa Heller.
–No todas las compras provienen de ganancias mal habidas…
–En el caso de las operaciones de comercio exterior, los empresarios, que habitualmente deben pagar a noventa días, quieren cubrirse y también demandan. Son todos estos factores los que han generado estos flujos importantes que algunos llaman fuga de divisas.
–¿Por qué hay gente que paga el dólar por encima de su precio de mercado?
–Por lo que acabo de explicar. Lo hacen en lugares que violan las normas. No hay dólar paralelo en nuestro país. Lo que hay es un tipo de cambio que se establece a través de una flotación administrada que maneja el Banco Central. Cualquiera que pueda demostrar de dónde sacó el dinero puede comprar dólares al precio que está.
–Y el caso de los coleros…
–Las reglamentaciones establecen que, por debajo de un mínimo, no se debe realizar una declaración jurada. Esto es así porque, de lo contrario, dirían que se trata de un infierno burocrático. Hasta el equivalente a sesenta mil pesos anuales se puede comprar sin declaración jurada. Por eso es que hay sujetos que buscan de hacerse de dólares por afuera del circuito oficial contratando coleros. Por hacer la cola y prestar sus documentos de identidad les pagan una pequeña comisión. Esos dólares nutren a los que no pueden explicar de dónde sacaron la plata. ¿Se entendió?
–Perfectamente.
–Lo que hacen el Banco Central, la Afip y la Unidad de Información Financiera es ver si esos señores que hacen las colas están en regla, porque es allí donde se empieza a habilitar el ilícito. Yo estoy horrorizado cuando veo por ahí, en un noticiero de televisión, a un comentarista de temas económicos decir que “el dólar ilegal cotizó” a tanto... Hay que poner el foco en que tanto el Central como la Afip controlan y persiguen a los que realizan operaciones ilegales. Ambos organismos están tratando de que se respeten las normas y se opere dentro de las regulaciones establecidas.
–¿Por qué hay presiones para ver a cuánto cotizará el dólar hacia fin de año?
–Es el famoso tema de los mercados que pretenden decirle al poder político cómo debe actuar. En realidad, cuando el Banco Central vende a futuro lo que busca es ponerle un precio a la divisa para darles tranquilidad a quienes demandan. Les dice: yo le voy a vender a tanto en tal fecha.
–Hasta la semana pasada, el Central vendía futuros a marzo…
–Esta semana comenzó a vender futuros a abril. Lo que está fijando es una devolución prevista, que es ajuste cambiario y no devaluación, porque la devaluación implica una fluctuación brusca. El ajuste cambiario, por el contrario, supone una corrección gradual que, en este caso, sigue en línea con lo que son las expectativas de este año. Lo que está tratando de decir el Banco Central a los operadores es que no habrá cambio de política, que si quieren cubrirse de riesgos, porque tienen en abril una operación que pagar, pueden adquirir dólares a un precio que se los asegura el Banco Central.
–Deberían estar tranquilos…
–Los operadores normales, los que tienen que ver con el comercio exterior y demás, deberían considerar suficientes las señales del Banco Central.
Dos cuestiones. Carlos Heller asegura que hay otras cuestiones que se deben tener en cuenta. “Me refiero a la decisión pública de trasladar depósitos de la Anses, es decir del Fondo de Sustentabilidad, al Banco Nación. Se trata de fondos que estaban depositados en diversos bancos”, señala el titular del Credicoop. Según los últimos datos, el Fondo tiene unos 14 millones de pesos en plazos fijos, sobre un total de poco más de 21 mil millones en colocaciones a plazo. La movida, señalan algunos, apunta a restarles liquidez a las entidades, y así evitar que presionen sobre el dólar. “La cuestión, sin embargo, genera problemas inmediatos en las entidades del sistema”, afirma Heller.
–¿Por qué?
–Porque se genera una disminución de la liquidez, porque los depósitos que se vencen se van del banco.
–¿Qué consecuencia trae esto al sistema?
–Cuando bajan los depósitos, inevitablemente, eso trae aparejadas dos cuestiones. Si la entidad tiene letras o notas del Banco Central, porque tenía un exceso de liquidez, cuando esos documentos vencen no los renueva y se hace de esa liquidez; es decir: los bancos cobran los documentos.
–¿La otra cuestión?
–Es que los depositantes, avisados, comienzan a pedir una mayor tasa de interés. Algunos bancos, con más liquidez que otros, convalidan la demanda. En este contexto, la tasa Bladar, que refleja el promedio de las operaciones de más de un millón de pesos, pega un salto y esa suba, inexorablemente, se traslada al costo de los créditos. Y ya sabemos que la suba de la tasa de interés tiene un efecto negativo sobre la demanda, sobre el consumo y sobre la actividad de las empresas, que también ven afectados sus costos y, en consecuencia, su rentabilidad.
–Ahí hay un tema…
–De lo que se trata es de saber si lo de la Anses es definitivo o transitorio. Si es definitivo habrá que ver cómo se reacomoda el mercado y cómo se suplanta esa liquidez, de manera que esto no se convierta en una restricción crediticia. Este panorama traería un efecto…
–¿Recesivo…?
–Diría que no bueno. En el medio leo que la presidenta del Central se reunió con las entidades que agrupan a los bancos.
–¿Qué les pidió?
–Entre otras cosas, que no frenen la oferta crediticia al sector productivo y que, en todo caso, lo hagan con el crédito al consumo.
–¿Está bien?
–Está bien. Sin embargo, la situación demuestra que faltan regulaciones, porque hay que pedir que se actúe de una manera y no de otra. Si tuviéramos otra ley de servicios financieros, como la que nosotros proponemos, no habría necesidad de pedir, porque la cuestión estaría reglamentada. Pero bueno, eso forma parte de las asignaturas pendientes, de los temas que tenemos por delante, de las cuestiones que debemos resolver.