Tiempo Argentino| Escenario
Por: Carlos Heller
El cambio de paradigma de no buscar clientes en el exterior, sino socios; y la verdad sobre el Rodrigazo.
La gira de la presidenta Fernández de Kirchner y la comitiva argentina por Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam, luego del emotivo paso por Cuba, abarca una variada serie de temas, como la consolidación de las relaciones comerciales, intensas opiniones sobre el cambio climático y el papel de la energía, y el fortalecimiento de vínculos políticos con los gobiernos.
Son países muy distintos, desde su población, su producción económica y sus distintos regímenes de gobierno. No son países elegidos al azar, sino con los cuales ya existen lazos comerciales importantes; pero lo más relevante aún es que hay un gran margen para incrementar esos vínculos comerciales.
Es también una forma de ir creando lazos entre países no hegemónicos, buscando intereses comunes, para depender cada vez menos de los países centrales, que están intentando por todos los medios trasladar una considerable parte de los costos de su crisis al resto del mundo. En este aspecto, vale una frase de la presidenta argentina, que me permito sacarla de contexto y ampliarla al concepto de la gira y al nuevo tipo de relaciones entre estados que se está creando. Cristina expresó que "en el siglo XXI el colonialismo, ejercer la relación de fuerzas, son métodos propios del siglo pasado que no dieron buenos resultados a la humanidad", reforzando la necesidad de los vínculos entre las naciones en desarrollo. La cita mencionada fue dicha en oportunidad de agradecer a Indonesia su apoyo permanente a la causa de Malvinas.
En este contexto se reafirmó que la Argentina no busca clientes sino socios, que se concibe la integración a partir de la cooperación y la transferencia tecnológica y el objetivo primordial de estas relaciones comerciales y tecnológicas (sin descuidar los vínculos políticos) puede resumirse en palabras de nuestra presidenta, quien consideró que "relacionarnos ahora tiene que terminar con la dependencia y el subdesarrollo". No es salir a vender por vender, se trata de un propósito mucho más profundo.
Esta gira solidificará las relaciones ya existentes; Indonesia es el segundo mercado que tiene la Argentina en el sudeste asiático, luego de China. En el caso de Emiratos, en mayo del año pasado ambos países sellaron un acuerdo para impulsar un mayor ingreso de productos agroalimentarios argentinos al mercado del mundo árabe, utilizando la logística y la infraestructura de Emiratos.
Dos temas estuvieron presentes en los acuerdos con Emiratos Árabes e Indonesia: uno de ellos la experiencia de Argentina en los usos pacíficos de la energía nuclear, ejemplificados en los desarrollos del INVAP (Investigaciones Aplicadas Sociedad Estatal), que no solamente produce energía sino también desalinización del agua; se destacó la importancia de la colocación de reactores nucleares en las repúblicas de Egipto, Argelia e inclusive en Australia.
El otro gran tema presente es el desarrollo argentino en materia tecnológica en agricultura de precisión y también en la biotecnología, que permiten generar los conocimientos y productos de alta calidad que nuestro país puede brindar para contribuir a la seguridad alimentaria de estos países y sus áreas de influencia.
Con Emiratos se firmaron además acuerdos sobre actividades espaciales y servicios aéreos, mientras que con Indonesia se habló de turismo, y se firmaron acuerdos en cuestiones de sanidad animal y vacunas, y en materia deportiva. Al cierre de esta columna, Cristina iniciaba sus actividades en Vietnam.
CAMBIO CLIMÁTICO, ENERGÍA Y POBREZA. La posición argentina en la VI Cumbre Mundial de la Energía del Futuro ha sido digna de atención. La presidenta Fernández de Kirchner puso el acento en la equidad, tema que generalmente no se tiene en cuenta o se evita deliberadamente al tratar los temas energéticos y de cambio climático. Expresó que "equidad implica entender que los ciudadanos de algunos países ricos tienen un patrón de consumo de energía que no es sustentable", para luego enfatizar que también "equidad significa entender que la distribución de la energía tiene que ver con la lucha contra la pobreza" pues la producción y consumo de energía "es esencial para la producción, la inclusión social y la igualdad de oportunidades".
No faltó una referencia al papel del Estado en estas cuestiones, y la necesidad de "estados fuertes que asuman el compromiso de proveer energía con un criterio de igualdad". Y así definió el tema que trataba la cumbre, la energía del futuro, destacándola como una energía sostenible de acceso universal.
Luego de estas propuestas queda poco por agregar, pero sin duda la postura argentina implica la posibilidad de discutir temas principales desde otra óptica, puesto que pone toda la cuestión en cómo se encarará el desarrollo de la energía y los costos del cambio climático, dependiendo de sus efectos sobre la equidad, la pobreza y, en definitiva, en el bienestar de los pueblos. Un enfoque que se extendió a toda nuestra región, puesto que Cristina llevó al foro la decisión de Sudamérica de mejorar el medio ambiente en forma conjunta con el combate a la pobreza.
Cabe reflexionar sobre las asimetrías mundiales existentes, tanto respecto al comercio internacional como al consumo, lo que también lleva a explicitar quiénes son los que contaminan, y qué es lo que contamina, un sistema de producción que no pone el necesario énfasis en la reducción de costos ambientales porque reduce sus ganancias, así como el consumo al estilo occidental que ha demostrado claramente su falta de sustentabilidad.
Sin duda una gira prolífica en ideas, en acuerdos, y esperemos que fructifique en gran cantidad de iniciativas que generen nuevos puestos de trabajo en nuestro país.
COMENTARIOS URGENTES. La mención del presidente de la UIA, De Mendiguren, comparando las actuales paritarias con las de los setentas, sugiriendo que podrían terminar en un Rodrigazo, no puede pasarse por alto.
Por varias razones, una de ellas es porque últimamente han estado apareciendo cada vez más comparaciones de la situación actual con graves períodos de crisis, como puede ser el Rodrigazo o el 2001. Estas analogías se originan exclusivamente desde un enfoque de derecha, que intenta desconocer el elevado crecimiento de estos años, los avances sociales y los equilibrios macroeconómicos que se han logrado, con sus lógicas acechanzas tanto desde el panorama externo como desde las presiones de los centros económicos domésticos.
Otra de las razones para criticar esta postura es que si bien las paritarias son parte de la puja distributiva, muy lejos están de ser las responsables de los incrementos de precios. Los que aumentan son los empresarios para acrecentar sus ganancias, y por eso intentan colocar el origen de la inflación fuera de sus decisiones empresariales. Las épocas de crisis e inflación que hoy se tratan erróneamente de asociar a la situación actual, han sido consecuencia de modelos económicos que se basaron en bajos salarios y sólo beneficiaron a las grandes empresas y a la especulación financiera.
La recomposición real del salario ha sido, y debe seguir siendo, el principal motor de la economía argentina; sin mejor distribución no hay crecimiento sustentable, y una de las herramientas para esa mejor distribución es una profunda reforma fiscal que grave las grandes rentas financieras y especulativas y ponga un tope a las ganancias empresariales, para desincentivar esa debilidad corporativa de aumentar precios para incrementar la tasa de ganancia. -