Diputado Nacional Juan Carlos Junio
Señor presidente: al igual que mi compañero de bloque, quiero referirme sobre todo a algunas cuestiones de carácter ideológico que han surgido en esta discusión y que ya habían aparecido antes de ayer en la reunión conjunta.
Sin embargo, lo quiero hacer precisamente desde mis definiciones ideológicas y no desde la objetividad a la que hacía referencia el doctor Alfonsín, ya que no creo que exista objetividad ni en la historia ni en la política. Lo que existe es, justamente, ideología. En todo caso, lo que hay que tener es honestidad intelectual en la selección de los acontecimientos, de los datos y de los hechos, aunque eso mismo también tiene que ver con las definiciones ideológicas de cada uno.
La otra cuestión que aquí se plantea es que hay una gran premura en este debate y que ella, de algún modo, lo inhabilita. Así fue expresado por algunos colegas. Francamente, creo que hay premura en este debate porque no es que comenzó hace dos o tres días o desde que triunfó esta presidenta recientemente. Es un debate postergado desde hace treinta y cinco años, es un tema de extrema gravedad ya que hay una empresa monopólica que durante más de tres décadas controla un insumo crítico, que es la producción y distribución del papel. Por lo tanto, es un debate impostergable y creo -al contrario de lo que piensan otros- que estamos hoy ante un gran día de la democracia.
Por otra parte, este es un debate histórico, no ahistórico. Algunos olvidan que este es un tema que se inició hace treinta y cinco años. No voy a hacer todo el relato, pero, efectivamente, pasaron más de tres décadas en las que hubo silencio, se calló, primaba lo oculto o lo vedado, hasta que hace quince meses la presidenta de la Nación presentó el informe “Papel Prensa, la Verdad”.
Confío en la Justicia –como dijo algún diputado para dejar planteado este tema de la historia, porque no es una empresa cualquiera. La Justicia determinará si existió asociación ilícita de grupos privados que para perjudicar al Estado se apropiaron de la empresa, así como si hubo delitos de lesa humanidad para la apropiación de sus acciones.
Por lo tanto, la cuestión está en sede judicial. Confío en que la Justicia llegará a la verdad, pero ese es el marco y el punto de partida histórico de este debate. No se trata de una fábrica de zapatillas que nació hace tres o cuatro días y hay un monopolio frente al cual se tienen que crear algunas pymes para desmonopolizar, sino que existe una historia dramática, que es la que está planteada en el informe de “La Verdad”.
La cuestión central a la que me quiero referir mencionada también por el señor diputado Raimundi radica en el Estado y los monopolios. Creo que este es un debate que hay que sincerar, porque es el debate ideológico central.
Durante treinta y cinco años el papel fue manejado aquí por un grupo monopólico. En nuestro país y en la mayoría de los países periféricos los monopolios son, como consecuencia del triunfo del neoliberalismo, problemas estructurales de nuestras economías. Efectivamente, nuestras economías tienen un altísimo nivel de concentración monopólica y de extranjerización, de forma tal que ese es un problema estructural de dichas economías. Pero aquí hay un agravante, porque no se trata de una fábrica de zapatillas monopolizada sino de la fábrica de papel, que tiene que ver con la administración, la difusión de ideas y cultura y la fijación de la agenda política, económica y cultural de nuestro país. De manera que ésta es, a mi juicio, la cuestión central del debate.
Aquí hay algunos bloques y colegas que se horrorizan por la hipótesis que surge de los dos últimos artículos. Esto se ha planteado en las reuniones de comisión y hoy nuevamente. Es como el aire y el sol: el monopolio privado es algo natural que debe existir, pero en cambio es un pecado mortal si existe presencia estatal en cuestiones críticas de la economía nacional.
Para hacer franco el debate, como requería la señora diputada Michetti yo también creo que hay que sincerarse y decir la verdad , nosotros somos partidarios de la declaración de interés público de la fabricación de papel pero no sólo para este rubro sino como una cuestión central que hay que renovar.
En la Argentina y en el mundo está demostrado que la presencia y la acción de los mercados es un fracaso para los pueblos y las naciones. Por lo tanto, se trata de la recuperación y recreación del interés público, o sea, del Estado legítimo, elegido democráticamente por el pueblo, frente a la administración de cuestiones centrales y críticas que hacen los grandes monopolios en función de sus intereses.
Los resultados en el mundo entero, incluso en los países centrales, están a la vista: un desastre para los pueblos. Por lo tanto, está bien que en este rubro y en muchos otros se avance en este sentido.
Quiero recordar que los grandes problemas de nuestra democracia, las grandes debacles institucionales, no fueron generados por el Estado, salvo cuando fue usurpado por dictaduras fascistas. Las grandes debacles de nuestra democracia se dieron, precisamente, por obra de las grandes corporaciones, a las que hacía mención el otro día la presidenta, diciendo que no iba a ceder. No se refería a otra cosa que a los grandes monopolios.
Los grandes monopolios estuvieron atrás del golpe del 30, del 55, del golpe de mercado al doctor Alfonsín y también del golpe al doctor Illia. Siempre fueron los grandes monopolios, no los gobiernos legítimos y democráticos.
Por lo tanto, el peligro pasa por allí y no por acá, por el interés público que representa el gobierno legítimo y democrático. Ese es el centro del debate: la democracia que emerge del voto popular o las empresas monopólicas.
Aquí esta empresa monopólica hizo lo que estaba en su naturaleza, como siempre; no es ninguna novedad ni tiene que ver con alguna cuestión moderna. Producción por debajo de su capacidad, precios por debajo del costo para los grupos dueños del control de la empresa. En cambio, establecimiento de precios de mercado para los medios chicos y medianos, muchísimos del interior del país, aunque también medios nacionales como relató la diputada Di Tullio en la reunión de comisión de antes de ayer y hoy , muchos de los cuales vienen hoy aquí a manifestar su apoyo a esta iniciativa.
Lo que hizo el monopolio privado es lo lógico y habitual. Una vez más estamos frente al nudo gordiano, que es terminar con la acción de los monopolios y muy particularmente cuando tienen que ver con las ideas y la cultura, y con la maceración de la opinión pública, como hacen actualmente.
Ese es el tema central. Nosotros creemos que ese es el camino a transitar. Esa es nuestra ideología. Efectivamente, en el caso de nuestra iniciativa parlamentaria sobre los servicios financieros, blanqueamos la misma ideología y la misma concepción, que es considerarla un servicio público, teniendo en cuenta que es una cuestión vital para la sociedad. Por lo tanto, tiene que ser considerada un servicio público y no un negocio de los banqueros, ya que como consecuencia de su propio objeto social el negocio de los banqueros tiene como fin la maximización de la ganancia y no el interés público. Lo que aquí venimos a reivindicar es, precisamente, la dimensión filosófica y política del interés público.
Quiero terminar con una aclaración. Aquí se ha hablado del tema de la exportación y de los aranceles cero, otra cuestión que se considera un demérito y que, francamente, creo que es un mérito, ya que en los artículos 41 y 42 se habla, efectivamente, del papel del Estado en materia de acrecentamiento accionario. Pero hay que aclarar que surge la necesidad de abastecimiento de papel al mercado interno a partir de las inversiones necesarias para aumentar la producción en función de cubrir el déficit de 70.000 toneladas anuales, que ahora deben importarse.
Efectivamente, el tema de la sustitución de importaciones es una política de Estado actual que nosotros apoyamos porque tiene que ver mucho con la producción argentina y con el trabajo argentino. De forma tal que si se importan setenta mil toneladas anuales, es un mérito de la ley propender a sustituir esas importaciones por producción nacional.
Se ha planteado varias veces, como una fatalidad, que es un hecho que la empresa va a ser estatizada, que esa es la pura verdad y que debemos terminar con las mentiras. No es tan sencillo que eso ocurra, porque estamos frente a grupos poderosos que, como todos sabemos, son los dueños de los grandes diarios nacionales, de los grandes diarios provinciales, de más de doscientos canales de televisión, de canales de aire, de empresas proveedoras de Internet y de muchas radios.
Además, estos grupos tienen como socio a Goldman Sach que, como sabemos -porque ha trascendido en los últimos días-, es una de las corporaciones financieras más grandes de la Tierra, que entre otras cosas ahora saca presidentes y primeros ministros y pone interventores en los gobiernos europeos.
Para finalizar, haré mías unas palabras muy valiosas que nuestro jefe de bloque, el señor diputado Sabbatella, dijo hoy al diario Tiempo Argentino: “No tenemos miedo a que nos silencien, a las amenazas de invisibilización. No entendemos nuestra acción política o institucional como una dinámica de intercambio en la que trocamos convicciones por conveniencias, en las que canjeamos porciones de democracia por centímetros en las páginas de un medio gráfico o minutos de radio y televisión”. (Aplausos.)